REGION Y CONTEXTO CARIBE


TEMA SEMANA 2: MÉTODO DE LA GEOHISTORIA

III. LAS BASES GEOHISTÓRICAS DEL CARIBE COLOMBIANO: UNA METODOLOGÍA

Francisco Avella Esquivel

Ahora que conocemos los hilos, es importante saber qué es lo que queremos tejer, qué región y qué nación queremos hacer. Ha sido muy difícil entender la región porque simplemente se pensó que la región era la costa, y que la costa era una misma comunidad de destino parecida a la nación. Este supuesto implícito lo asumían los historiadores, por lo menos los de los 80, quienes veían en la historia regional dos relatos muy distintos de los que se aprendían en la historia patria (Fals Borda, 1986) La historia regional buscaba la superación del esquema nacional para

fundar una región, como si fuera una nación. Pero rápidamente se puso en evidencia que la historia regional, tal como la concebían los nuevos historiadores, no tenía las mismas connotaciones, a pesar de haber producido un cambio fundamental en la visión, en la medida en que había «deconstruido» «volens nolens» los mitos de unidad nacional y había sacado a la luz pública un «enemigo simbólico» contra el cual luchar, que la historia patria siempre ocultó: el estado centralizador.

Estas visiones parecen válidas para la mayor parte de los países que han aceptado autonomías regionales, pues sin nuevos símbolos no hay movilización y si no hay movilización es muy difícil plantear el conflicto de intereses políticos entre el centro y la periferia, cuya resolución, en teoría, es lo que permite crear las nuevas regiones con su autonomía respectiva.

Por lo tanto, se necesita de otra visión para entender el proceso de estructuración regional. Esta visión la encontramos en el método de la geohistoria, que nos permite superar dos problemas fundamentales:

§ El de ver la región como un todo uniforme, cuando en realidad es sólo una parte de un conjunto complejo en el que se incluyen una gran variedad de ideas, territorios, propósitos sociales, políticos e ideológicos,  El de ver la región sólo como un componente nacional, cuando en realidad se estructura cultural, ideológica, social y económicamente con una unidad más amplia como es la cuenca del gran Caribe.

Superados estos obstáculos, la tarea de entender el sentido que tienen la diversidad de estructuraciones regionales de diferencias, inclusive de oposiciones y de disputas entre los grupos que habitan el Caribe colombiano, todavía no es clara. Se impone, entonces, como requisito la visión geohistórica que explique por qué y cómo se estructuran los diferentes elementos de la construcción regional.

Para dar una idea de esta dificultad, en mi época de profesor en Santa Marta, algunos colegas no entendían por qué se insistía en lo de la región Caribe, ni yo tampoco. Se decía que la gente ya estaba acostumbrada a hablar de la Costa Atlántica, que había un departamento llamado Atlántico, y además no les gustaba que los llamaran «caribes», pues los costeños no eran ni «indios» ni «caníbales».

 

En esa época las discusiones giraban en torno del error geográfico, pues al fin y al cabo se podría seguir llamando Costa Atlántica a la Costa Caribe, más por la inercia de señalar las cosas con el dedo que por amor a la verdad o por un esfuerzo de conceptualización. Pero lo que discutimos hoy es el error histórico, que apenas empieza a superarse con la acción de sus intelectuales, de las universidades y del Observatorio del Caribe Colombiano.

En la historia de la Costa Atlántica no cabe la historia del Océano Atlántico. Esta es otra historia que si bien tiene alguna relación con la de la región (la navegación transoceánica, el dominio de las rutas marítimas, la trata de esclavos, la piratería, etc.), no le da sentido a la historia de la Región Caribe colombiana.

Hoy parece necesario tomar una decisión: llamarla en todos los textos región Caribe, no sólo porque está bañada por el mar Caribe, sino porque la historia del Caribe le da sentido a la historia de los pueblos que la habitan. La Costa Atlántica no puede seguir ocultando a los costeños el Mar Caribe ni el Gran Caribe. Tampoco puede persistir la idea de que una historia patria de corte andino -que ve al Caribe como escenario de batallas heroicas por la libertad y, en el menor de los casos, como el sitio de cuatro puertos de importancia secundaria para el interior– puede hacerles entender el sentido que tienen como pueblo. Sus raíces hay que encontrarlas en el contexto más amplio del Caribe, que incluye no sólo la Costa, sino la región Insular. Al contrario de la de la Costa, la historia del Caribe insular colombiano ha partido de su identidad angloafricana y siempre ha estado orgullosa de sus orígenes y de su contribución a la formación de la cultura del Caribe Occidental, como lo muestra Parsons (1985), al analizar la distribución de la diáspora bautista en Centroamérica, las Islas Cayman, a partir de los intercambios con Jamaica y otras partes del Caribe.

 

El contexto de la región Caribe colombiano, evidentemente es el del Gran Caribe, con el cual guarda estrechos lazos históricos, aunque la gente no lo sepa, como lo señala Bell (1997) en el caso del Caribe colombiano y Jamaica. El Caribe colombiano está mucho más ligado cultural, ideológica y socialmente al Gran Caribe que a Bogotá, con quien sus relaciones fueron tradicionalmente políticas y económicas a través de la élite costeña que manejaba los hilos del poder, como bien lo describe Gilard (1984). Y aunque el país se ha «costeñizado» en los últimos años, gracias al vallenato y a García Márquez, la costa no ha encontrado sus raíces regionales en

una historia patria, de corte básicamente centralista. No porque no las tenga, sino porque esa historia patria es de base heroica y no da cabida a los hechos cotidianos que carecen de esos tintes de nobleza.

Por todo lo anterior, para entender sobre qué bases está construido el Caribe colombiano, se propone como el método más adecuado trabajar sobre una o varias geohistorias.

 

PERO ¿POR QUÉ LA GEOHISTORIA Y NO SIMPLEMENTE

LA HISTORIA Y LA GEOGRAFÍA A LA VEZ?

 

Ya se había hecho referencia a que la historia colombiana, como toda historia no crítica, ha sido escrita como una «historia patria», en la que la fundación de la nación se ha hecho a partir de una serie de actos heroicos que construyen la geografía histórica, es decir, la carta, el mapa en donde se inscriben los hechos fundadores. La historia de lo que hacen la mayoría de colombianos todos los días, la historia de lo que compone la Nación, es decir, de las regiones, no figura en las cartas, porque sus hechos banales pese a ser significativos no poseen la aureola de lo heroico.

Así la carta histórica de las regiones que no tuvieron hechos heroicos es una carta vacía. De este modo se presenta una ruptura entre la historia y la geografía, y cada una va por su lado.

La geohistoria, como método, permite superar esta situación ya que busca entender un territorio a partir de la historia y no a través de la historia, lo que cambia completamente la visión. Permite superar el estrecho marco del recuento de hechos, de personajes, de sucesos ocurridos en el tiempo (seguir la historia sincrónica), para privilegiar el sentido que los hechos históricos tienen en el tiempo largo, en su duración. Lo que interesa no es contar que pasó, sino entender lo que ha pasado, a partir del tiempo (periodización) y en un espacio definido (el territorio), a través de los cambios que ha tenido la región.

Mirando el trabajo de Braudel (1963) con el Mediterráneo, que es un modelo de referencia para el Caribe, como lo entendió muy bien Arciniegas, se pueden ver los indicios de la geohistoria como método en el proceso de construcción de las bases para entender el Caribe colombiano. Braudel, después de estar trabajando 18 años sobre la historia de Felipe II, se dio cuenta en 1941, de que el personaje central era el Mediterráneo, es decir, la geografía. A partir de ese momento, Braudel emplea la geografía como una manera de leer las sociedades, constituyéndola en la parte sólida de su método, la que le permitía «fijar» los hombres.

La geografía tenía la función de valorizar los largos períodos y disminuir el peso de los personajes sustituyéndolos por un objeto espacial, en este caso el Mediterráneo, centrándolo como sujeto de la historia. «La geografía era el medio por excelencia de reducir la velocidad de la historia» Dosse (1987:132), hasta el punto en que la principal crítica que se le hace es precisamente la de «volverla casi inmóvil» (Ibid) Lo que se debe, sin duda, al gran esfuerzo de Braudel por identificar la geohistoria con la larga duración, pues consideraba que lo que estructuraba era el estudio de lo repetitivo, de lo constante de una manera subterránea, nada espectacular, a través del tiempo. Así, las oscilaciones lentas de la geohistoria eran realmente lo que permitía determinar el ritmo de las temporalidades, es decir, la escritura misma de la historia.

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Pero hoy la geohistoria busca «analizar las realidades espaciales como componente activo de la dinámica de la sociedad», como se puede ver en el texto de Levy sobre «Europa» (1997: 3). Así, la geohistoria cambia y se vuelve un método apropiado para estudiar el movimiento y no las permanencias. Pero cuando éstas se presentan, en el método de Braudel se estudian más como casos particulares o como fenómenos de larga duración, que requieren un tratamiento específico, que como el núcleo del problema.

Estos cambios le han permitido a la geografía actual superar la etapa de definir lo inmóvil, lo fijo, para pasar a estudiar el sentido que tienen los cambios a partir de las lógicas espaciales. Por eso la lección de Levy consiste en mostrar cómo la visión tradicional de la geografía y la historia por separado o de la geografía histórica, que sólo muestra un mapa vacío, no aportan gran cosa al conocimiento de la región, pues ésta se convierte en un relato anexo o secundario de la historia patria, a la que se sigue dando la mayor prioridad en nuestros días.

PROSPECTIVA

Lo que nos proponemos al esbozar estas bases es más bien reconstruir a posteriori el espacio del Caribe colombiano para entenderlo como un objeto geohistórico. Por eso la pregunta central que nos hacemos es: ¿En qué momento y a través de qué bifurcaciones se opera el proceso de diferenciación que hace del Caribe colombiano una región específica?

Las respuestas a estas preguntas las vamos a encontrar si se logra desarrollar un programa de investigación en el que participen muchas instituciones, las universidades de la región, el Observatorio del Caribe Colombiano, la Comisión Regional de Ciencia y Tecnología, el Instituto Internacional de Estudios del Caribe, que desarrollen y consoliden las bases de la geohistoria de la Región Caribe colombiana, que hoy es aun un borrador, como una actividad académica, organizada, reflexiva y permanente, a través de tesis de grado, proyectos de investigación y publicaciones periódicas.

Aspiramos a que a este artículo despierte polémicas, y se inicien discusiones sobre puntos de vista que, evidentemente, comprometen sólo a su autor.

Creemos necesarias otras visiones, otras geohistorias, para adelantar un debate crítico que permita saber si estamos definiendo claramente los procesos de estructuración que definen la región, para saber cómo es y cómo podría ser su devenir.

Nuestro objetivo era señalar las bases metodológicas para iniciar este trabajo que ha tenido tan ilustres predecesores. Creemos que en la Universidad Nacional sede de San Andrés existen condiciones para iniciar un trabajo riguroso y serio. Esperamos que se pueda desarrollar parte de esta visión «geohistórica» del Caribe colombiano, a partir de la Maestría de Estudios del Caribe, que se adelantará en asociación con el Observatorio del Caribe Colombiano, la Universidad del Atlántico y la Universidad de Cartagena.  Así se espera que la «caribología» no sólo siga siendo un oficio desarrollado por los ilustres historiadores y geógrafos que hemos mencionado, sino una profesión con título.

Para construir esas «geohistorias» se requiere la participación de la Costa, no sólo de las tres grandes ciudades de Barranquilla, Cartagena y Santa Marta, que son sólo una parte del Caribe colombiano. Cierto, la más importante, la más poblada, la única parte activa económicamente de la región, pero al mismo tiempo la más inmóvil, la más mediatizada políticamente por el poder central y la que continúa pensando el problema regional en función de los intereses de sus dirigentes políticos y de los burócratas de turno.

No obstante, se requiere especialmente la participación del Caribe insular, que a pesar de su reducido territorio emergido, unos 49 kilómetros cuadrados, presenta la densidad de población más alta de todas las islas del Caribe (57.324 personas), y tiene un papel muy importante por jugar en el futuro próximo, pues representa más de la mitad de la Zona Económica Exclusiva de Colombia en el Caribe (unos 350 mil kilómetros cuadrados). Y esto es fundamental en un país que a través de la historia ha perdido la mayor parte de sus territorios, como se señaló antes, porque estaban muy lejos, no servían para gran cosa o simplemente por la «desidia geográfica» de no tomarse el trabajo de saber en dónde estaban ni quiénes eran sus habitantes.

Hay que recordar que de esta «desidia» apenas nos damos cuenta. Pero si pensamos en que la Universidad Nacional saca en el año 2000 su primera promoción de geógrafos en Bogotá, y que la Universidad del Atlántico va a iniciar el montaje de esta carrera en Barranquilla, podemos pensar que el siglo XX resultó, prácticamente inexistente para la geografía profesional. Esto no quiere decir que no haya habido geografía. La ha habido y de una altísima calidad. Pero necesitábamos que fuera como el Derecho o la Medicina, para que conociendo profundamente el territorio, su significado y su sentido, no se hubiera tenido que lamentar ni su pérdida ni su separación. Estamos a tiempo aún de no tener que lamentar otras pérdidas y separaciones, si desarrollamos programas que permitan entender las regiones superando esta amnesia geográfica a la que se ha acostumbrado el país.

Este cambio en la visión geográfica tiene una consecuencia práctica: dejar de ver el Caribe exclusiva y excluyentemente como la «costa Caribe» y empezar a entender que hay muchos más Caribes dentro de este Caribe colombiano y dentro del gran Caribe, lo que implica extender los estudios geohistóricos a Urabá, La Guajira, el Bajo Magdalena, el Bajo Sinú y San Jorge. Se trata de olvidar que todos somos iguales, para pensar que en la región, como en todo el Caribe, lo normal es la diferencia, aunque sepamos por la geohistoria, por el análisis de sus movimientos y de sus cambios, que siguen siendo parte del mismo crisol el hombre de Cartagena, el de San Andrés y Providencia, el de las llanuras del Cesar, el de las de Bolívar y el de Urabá.

Si sólo lográramos hacer entender que los problemas de elaborar una tesis en un país extranjero -de lo que hablábamos al principio- se deben a la falta de método que permita ver la región desde su geohistoria, desde su contexto más amplio, habremos alcanzado el objetivo propuesto. No hay que olvidar que la costeñidad, la guajiridad, la raizalidad, la insularidad, el mismo mamagallismo de García Márquez o el «feeling» sublime de Bob Marley, sólo se pueden entender desde la «caribidad».

Tampoco cabe olvidar que, como todo hombre, tenemos múltiples pertenencias e identidades: somos costeños, isleños o raizales, también caribes y colombianos, y aunque mantenemos afinidades y diferencias, nuestras identidades no se agotan en una sola pertenencia: una costeñidad mal entendida como la que ha buscado estructurar la historia regional del caribe colombiano, ignorando al Urabá, la costa Miskitia o Panamá en el siglo pasado es tan peligrosa como la «colombianidad» que se quiso imponer en el Archipiélago de San Andrés y Providencia y que en estos aciagos días de fin de siglo estamos a punto de pagar muy caro.

Aún es tiempo de unir por la diferencia. Aprendamos al Caribe, creámosle a Gilard, quien no necesitaba de casi dos mil páginas para convencernos de que García Márquez fue Nóbel porque, además de su genial talento, reivindica claramente, no su «costeñidad», ni su afrolatinidad, ni su afroamericanidad, ni afrocolombianidad como se ha dado en llamar a esta inmensa diversidad, sino su caribidad, su identidad caribe.

Concluyamos en que la «caribología» o la «caribística», o como la quieren llamar, sí existe. No es todavía una profesión, pero pronto lo será. Y estamos seguros de que su desarrollo permitirá entender mejor este inmenso país de cuatro esquinas, para que así, podamos entendernos.

 

BIBLIOGRAFÍA

 

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BASES GEOHISTÓRICAS

DEL CARIBE COLOMBIANO

FRANCISCO AVELLA ESQUIVEL

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Todorov, T. La Conquete de l´Amerique. La question de l´autre. Paris, Seuil, 1982

 

TEMA SEMANA 5: TALLER ACERCA DE LA DESIDIA GEOGRAFICA

Preguntas centrales:

¿Dónde estamos?, ¿Quiénes somos?, ¿Qué tenemos? ¿Hacía donde vamos?

DESIDIA GEOGRAFICA

Subpreguntas y reflexion de hipotesis, para abordar el problema de la desidia geografica en el contexto de la region caribe:
En estricto sentido ¿Por qué costa Caribe y no costa atlántica? ¿Qué subyace a la “tradición” de llamar a la región Caribe como costa atlántica? ¿Cómo y cuando surgió la tradición de llamar a este territorio Caribe como costa atlántica?
Hipótesis Bell Lemus : “entonces, que me atrevo a plantear es la denominación de Costa Atlántica, en vez de Costa Caribe, esconde una actitud despreciativa hacia la Costa, surgida a mediados del siglo XIX, con claros orígenes racistas y discriminatorios” (analizar).
¿Cómo se explica el origen etimológico del termino Caribe?
¿Por qué se afirma que el mar Caribe era una frontera imperial y un escenario de rapiña de las grandes potencias del siglo XVIII?
¿Qué consecuencia tuvo para la navegación y la delimitación del mar Caribe el invento del reloj de Harrison?
¿En que momento y por que España impulsa el conocimiento geográfico científico del Caribe?
¿Qué pasa en la geopolítica de Colombia entre 1810-1830?
¿Cómo se explica que en el siglo XX se vaya cambiando la concepciones o estereotipos racistas acerca de la costa caribe?

DOCUMENTO DE APOYO

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
FACULTAD DE ESTUDIOS GENERALES
CÁTEDRA REGIÓN Y CONTEXTO CARIBE 2009-1

LECTURAS INTRODUCTORIAS
SEMANA 5

¿Costa atlántica? No: costa Caribe. 2006. Gustavo Bell Lemus. En: El Caribe en la Nación colombiana. X Cátedra Anual de Historia Ernesto Restrepo Tirado. Museo Nacional de Colombia, Observatorio del Caribe colombiano, Bogotá.

A mediados de 1995, a raíz de que en los mapas de Colombia que El Tiem¬po utilizaba para ilustrar sus informaciones se utilizaba el término océano Atlántico para designar el mar Caribe y, en consecuencia, al referirse a la costa norte del país decía Costa Atlántica, le envié una nota al entonces defensor del lector de dicho diario, Leopoldo Villar Borda, llamándole la atención acerca de que, en estricto sentido, Colombia no tenía costas sobre aquel océano, sino sobre el Caribe y que, por lo tanto, el término correcto para referirse a la costa norte de Colombia debía ser “Costa Caribe”.

En su respuesta, Villar Borda, después de consultar los atlas del Instituto Geográfico Agustín Codazzi, reconocía que efectivamente Co¬lombia no posee costas sobre el océano Atlántico sino sobre el mar Caribe y que ésa, en estricto sentido, es la expresaron correcta. Sin embargo, decía que la tradición de más de cien años hacía que el término fuera válido y legitimo, es decir, simplemente se apelaba a la tradición, a la costumbre, para legitimar el término “Costa Atlántica”.

En este trabajo, que realizo desde hace años, pero que aun concibo como preliminar, busco una explicación al origen de esa tradición, de esa costumbre, con el fin, de plantear una hipótesis, por supuesto, sujeta a con¬troversias a debates.

En 1993, a raíz de la firma de un tratado de delimitación de áreas marítimas con jamaica, durante el gobierno del presidente César Gaviria, para lo cual éste viajé a Kingston, la prensa colombiana registré el hecho con cierto despliegue y trajo a colación la importancia que Jamaica había representado para nuestra historia.

Al final de ese mismo año, en una entrevista a quien iba a ser más adelante vicepresidente de la república, Humberto de la Calle Lombana, él criticaba el sistema de educación colombiana, en particular la secundaria, por el excesivo provincialismo. Y haciendo referencia a la firma de ese tratado y a la manera como la prensa lo había registrado, dijo lo siguiente: “¿Quién sabía hasta hace pocos días que somos vecinos de Jamaica?”.

La verdad es que a comienzos del siglo XIX la pregunta hubiera sido al revés: ¿Quién no sabía que Jamaica era vecino de la Nueva Granada? Porque -y lo vamos a ver mas adelante-, si alguien o, más bien, si alguna colonia extranjera jugó un papel definitivo en la independencia de la Nueva Granada, fue Jamaica. Y si de algo sabían los neogranadinos, más allá de la costa norte, era de la existencia precisamente de Jamaica. Por ello, la pregunta hecha a comienzo del siglo XIX y hasta su primera mitad hubiera sido al revés: ¿Quién no sabe que Jamaica estaba frente a las costas colombianas?

Pero ello varió sustancialmente hasta el punto que en 1994, el Ministerio de Relaciones Exteriores, a través de la Oficina de Longitudes y Fronteras, publicó un libro sobre los limites de la República de Colombia en el que decía literalmente: “…linda al norte con el océano Atlántico desde el cabo Tiburón hasta el sitio denominado Castilletes en la costa oriental de la península de la Guajira”. Como lo señale oportunamente, todavía hasta comienzos de la década de los setenta, en los atlas oficiales del Instituto Geográfico Agustín Codazzi aparecía como limite norte de Colombia, el océano Atlántico.

No es gratuito que el Ministerio de Relaciones Exteriores incluyera, entonces, en esta documentación oficial el límite norte de Colombia con el océano Atlántico. No hacía más que recoger lo que decía Leopoldo Villar Borda, en el sentido que esa había sido la tradición colombiana desde mediados del siglo XIX. ¿Qué hay, pues, detrás de esa tradición? ¿A caso siempre fue así? ¿Cuándo y cómo surgió esa tradición? La toponimia colombiana está atravesada por factores políticos, culturales o sociológicos.

La hipótesis, entonces, que me atrevo a plantear es la denominación de Costa Atlántica, en vez de Costa Caribe, esconde una actitud despreciativa hacia la Costa, surgida a mediados del siglo XIX, con claros orígenes racistas y discriminatorios. Se originó particularmente luego de la Guerra de los Supremos, al parecer, por la intensificación de los contactos de las elites del interior del país con la costa norte, en su proceso, obvio, de una mayor integración con la economía mundial. Ésta es, pues, la hipótesis. Detrás de la denominación Costa Atlántica hay una actitud, que es la que voy a tratar de mostrar más adelante, que reflejaba la forma como se estaba conformando o imaginándose la geografía de la Nueva Granada durante todo el siglo XIX.

Los orígenes de lo Caribe

Remontémonos en la historia para recordar los orígenes etimológicos de la palabra Caribe. Y para eso, obviamente, tenemos que rememorar el primer viaje de Colón a América, a finales del siglo XV, estrictamente su primer viaje, cuando entró en contacto con las islas de avanzada del Nuevo Mundo.

En su diario, el lunes 26 de noviembre, el navegante genovés entró en contacto con unas poblaciones indígenas que le referían que del mar provenían otros indios que denominaban caniba, o canima, que por lo general estos indios llegaban a la isla –donde estaba Colón- y se llevaban a los pobladores y no los retornaban. De ahí, los indígenas que le estaban contando esta historia a Colón, deducían que los canima se devoraban a sus compañeros. De esta expresión se va a derivar, a si mismo, la palabra caribata, con la cual Colón designa una porción de terreno de la Española, donde vivían esos indígenas que le habían contado sobre los caniba. Este es, entonces, el origen etimológico de la palabra que derivo en caníbal. Caníbal, que es sinónimo de antropófago; aquellos que comen personas, y por eso, de ahí también se deriva caribata y luego caribes. Con la voz caribes entonces, se va a denominar a aquellas tribus indígenas precolombinas que históricamente surgen de la cuenca del Orinoco, van a poblar gran parte de las Antillas Menores, y que se conocen y se les va a identificar como antropófagos o caníbales. Ese es, pues, el origen de la palabra Caribe.

Hoy en día, leemos en el Diccionario de la Real Academia Española: “caníbal. (De caríbal). Adj. Antropófago. U.t.c.s. II 2. Se dice de los salvajes de las Antillas, que eran tenidos por antropófagos.” También, en el mismo diccionario, dice: “caribe. adj. Se dice del individuo de un pueblo que en otro tiempo dominó una parte de las Antillas y se extendió por el norte de América del Sur. U.t.c.s. II 2. Perteneciente o relativo a este pueblo. II 4. P. Rico y R. Dom. picante (II que muerde). Hormiga caribe. II 5. m. Lengua de los caribes, dividida en numerosos dialectos. II 6. (Por alus. A los indios de la provincia caribana). Hombre cruel e inhumano. II 7. Col. y Ven. Piraña (pez). II 8. Ven. Persona astuta, vivaz, agresiva.

Teniendo en cuenta estos orígenes etimológicos, pasemos entonces a tratar de ubicar qué pasó durante la segunda mitad del siglo XVIII, y por qué va a aparecer en los mapas y qué va significar el Caribe dentro de la geopolítica de las luchas por 1.a independencia, y de las guerras imperiales en esta región del Nuevo Mundo.

Siglo XVIII

A partir de la toma de La Habana por los ingleses en 1762, el Caribe paso a ser uno de los principales escenarios de la rivalidad entre Gran Breta¬ña, España y Francia, con un ingrediente adicional, y es que a partir de 1776, con la independencia de los Estados Unidos, los conflictos por el dominio del Caribe se van a incrementar notoriamente. Ya para finales del siglo XVIII es claro que Inglaterra surge como la principal potencia dominante de los mares e irá derrotando sistemáticamente, como se verá en las guerras de finales del siglo XVIII, a España, que entrará en un período de declive.

Inglaterra, entonces, empieza a incrementar su poderío naval y a expandirse en aquella frontera que todavía no estaba claramente delimita¬da entre los imperios europeos, que era el Caribe. Si tenemos en cuenta que también en el territorio continental de Europa occidental las fronteras se estaban moviendo, no se movían con tanta intensidad como se estaban moviendo en el Caribe. Este mar era pues la frontera imperial, que no esta-ha todavía claramente delimitada. Había períodos en los cuales los ingleses tomaban algunas islas españolas o francesas, o los franceses, igualmente, tomaban algunas posesiones inglesas o españolas o incluso holandesas. De esta manera, vamos a ver, a finales del siglo XVIII, toda esta rapiña de las potencias europeas por consolidar su dominio en las islas, en las Antillas.

Aquí se va a producir, también, un hecho que va explicar en buena parte por qué se va a imponer el nombre mar Caribe, en contraposición a mar del Norte y mar de las Antillas. El desarrollo de instrumentos de me¬dición y precisión le dio un gran auge a la cartografía. En 1759, el relojero inglés John Harrison inventó un instrumento que permitía medir la longitud con total exactitud; a partir de allí se facilitó el dominio inglés de los mares, lo que va desembocar más tarde en la creación del Imperio Británi¬co. Esta es una historia fascinante, que está narrada en el libro Longitud de Dava Sobel. Cuenta la invención del reloj que permitió medir con precisión ¬la longitud, quizá una de las investigaciones más costosa que se haya desarrollado a lo largo de la historia.

A comienzos del siglo XVIII, cuando ya los instrumentos de nave¬gación permitían a las potencias de Europa occidental surcar prácticamen¬te todo el orbe, era muy importante inventar un mecanismo que permitiera conocer con exactitud la longitud, para que, cruzada con la latitud, pudie¬ra facilitar la elaboración de mapas y la navegación precisa; se inicia, en¬tonces, una carrera —ahí si— contra reloj entre Francia, Holanda, la misma España e Inglaterra, para ver quién era el que primero podía construir ese instrumento. Pasaron, casi cuarenta, cincuenta años, todo tipo de ensayos, hasta que, finalmente, este relojero inglés logró construir aquel reloj, TIC todavía permanece en el museo de Greenwich, y que le va a dar una enor¬me ventaja a Inglaterra con respecto a los otros países de Europa occiden¬tal en la elaboración de mapas, y en saber exactamente dónde se podía ubicar un determinado territorio en los océanos. (La novela de Umberto Eco La isla del día de antes, se refiere precisamente a la invención y las con¬secuencias que tuvo para la navegación, sobre todo para el Imperio Britá¬nico, el invento del reloj de John Harrison).

Eso explica por qué a finales del siglo XVIII los ingleses le toma¬ron la delantera a los franceses en al elaboración de mapas, especialmente ene1 hemisferio occidental. Y es entre los ingleses y en sus mapas donde vamos a encontrar por primera vez la palabra Caribbean Sea, para denomi¬nar lo que hoy- es conocido, ya universalmente, como la Gran Cuenca del Caribe. Porque en los mapas franceses de finales del siglo XVIII, encon¬tramos la denominación mar del Norte o mar de las Antillas; mar del Norte en oposición al océano Pacifico, que era conocido, desde su descu¬brimiento, como el mar del Sur. De esta manera, vamos a tener dos tipos de cartografía: la inglesa, que ya incorpora la palabra mar Caribe, Caribbean Sea, la francesa, con las voces mar del Norte, o mer du Nord, o mar de las Antillas.

Ahora bien, la importancia del Caribe en la Nueva Granada a finales del siglo XVIII está ligada, obviamente, a la importancia que desem¬peñaba Cartagena de Indias dentro de la defensa del imperio español en Hispanoamérica. Como todos saben., Cartagena era considerada la llave de tierra firme antemural del reino; era el bastión desde el cual se protegía la costa norte de Suramérica. Cartagena formaba parte, con La Habana y Veracruz, de los vértices desde los cuales se diseñó la defensa marítima del Caribe por parte de España.

A medida que transcurre el siglo XVIII, son cada vez más continuas las guerras de Gran Bretaña contra España y Francia; por razones de una misma dinastía, la borbónica, España siempre va a estar aijada a Francia contra Inglaterra, lo que hace que buena parte de los conocimien¬tos científicos llevados a cabo por los franceses durante esta época, sean los que se incorporen también a las informaciones y las investigaciones científicas que, durante el reinado de Carlos III, España hace en sus colonias.

Después de la toma de La Habana por parte de los ingleses, y de las reformas borbónicas de mitad del siglo XVIII, la corona española em¬pieza a estimular y a financiar un conocimiento más científico de sus colo¬nias, con miras a modernizar su aparato burocrático, su administración pública, a fin de generar mayores recursos con los cuales poder defenderse contra el incremento de las incursiones británicas. Es en ese contexto que España va a financiar expediciones a Hispanoamérica para tener un mejor conocimiento de sus posesiones; es en ese contexto donde se adelantan, por ejemplo, el viaje de Humboldt, la Expedición Botánica, la Expedición Hidalgo; todos tratan de aportar un mayor conocimiento geográfico sobre las que eran las posesiones hispanoamericanas.

Hasta entonces, y por razones del celo con el cual la Corona espa¬ñola mantenía el dominio en esta parte del continente, la cartografía española se había desarrollado muy poco, y la que se conocía era secreta, lo que hacia que, en la práctica, las autoridades virreinales tuvieran muy poco conocimiento sobre cómo era la configuración geográfica de los territorios donde ejercían su dominio. Durante décadas, el conocimiento geográfico fue entonces materia de un riguroso secreto: los pocos mapas que se tenían, que se producían, por ejemplo, en la Nueva Granada, como en las otras posesiones españolas en Suramérica, eran mapas de pequeñas locali¬dades, de minas, de fincas, de distritos y, por lo general, se hacían para acompañar reclamaciones judiciales. Pero existían muy pocos mapas de las regiones, incluso mapas de las jurisdicciones de los virreinatos.

Fue, con estas actividades científicas impulsadas por las reformas borbónicas, cuando se empezaron a elaborar los primeros mapas que van mucho irás allá de una región o mucho más allá de una provincia, con el objeto de tener un mayor conocimiento de cómo eran las posesiones en esta parte del continente. Hasta entonces, las representaciones de las ca¬racterísticas geográficas que se tenían de estos territorios eran más de¬scriptivas que visuales; es decir, por las razones que anotaba, existían muy pocos mapas que permitieran a la gente visualizar la geografía del territo¬rio que habitaban. Las descripciones geográficas eran descripciones litera¬rias, hechas con mucha profusión, por cierto, por autoridades, por misiones religiosas, etcétera, pero las representaciones visuales, eran muy pocas.

Tenemos, a finales del siglo XVIII, la actividad científica de la ex¬pedición del capitán Fidalgo, que recorre las costas, hoy del Caribe colom¬biano, e incluso parte de Venezuela hasta Costa Rica, durante un lapso aproximado de seis años; esta expedición hace un recorrido por todo el litoral norte, que proporciona una excelente información sobre la sociedad asentada allí. Hace mediciones de profundidades, bosquejos, croquis de los principales puertos y se obtiene una excelente información sobre las tribus que habitaban todo el litoral norte de lo que hoy es parte de Vene¬zuela, Colombia y Centroamérica. Ello coincide, también, con el viaje del barón Von Humboldt, que es, como sabemos, un hito en la evolución de la geografía de América, conjuntamente con el surgimiento del sabio Caldas y la publicación del Semanario del Nuevo Reino de Granada.

Durante todo este período mencionado, en los pocos mapas de que se dispone, vamos a encontrar el término mar de Norte o mar de las Antillas; era la denominación que los franceses le habían asignado a lo que hoy día conocemos como el Caribe; por eso, en la información española aparece mar del Norte o mar de las Antillas, en tanto que en el Semanario del Nuevo Reino de Granada, cuando se habla de los límites del virreinato se habla de océano Atlántico.

¿Qué pasa, entonces, entre 1810 y 1830, período que comprende las luchas de la independencia, arrancando desde julio de 1810 hasta concluir prácticamente con la disolución de la Gran Colombia, que es, como todos lo sabemos, el momento crucial en que la definición de las guerras de in¬dependencia en Hispanoamérica se juega, en buena parte, en el Caribe? Es la cuenca del Caribe, quizás, el sitio más importante; el sitio estratégi¬co, el tinglado donde se lleva a cabo toda la confrontación entre España, Francia e Inglaterra con la presencia cada vez más permanente de barcos mercantiles de los Estados Unidos. No sin razón ha dicho Germán Arciniegas, en su libro Biografía del Caribe, que en esta época el Caribe “hier¬ve”. Hierve con la presencia de las expediciones de Morillo, con las expediciones libertadoras de Simón Bolívar, con los agentes espías de Napoleón, con el incremento de la presencia de la flota británica en Port Royal. En fin, es la época de los filibusteros, la época en que se cruzan todo tipo de banderas piratas en el camino.

La geopolítica en esta época se concentra en el Caribe. Acordémonos de que se ha independizado Haití, por lo que se siente la aprehensión de que la rebelión de los esclavos de Haití se pudiera propagar por toda esta parte del territorio. Haití asimismo, un incremento de la presencia británica en el Caribe, en especial después de la batalla de Trafalgar, cuando se consolida la supremacía del poderío naval británico frente al poderío de España y Francia.

En esa misma época es cuando en la Nueva Granada se empiezan a conocer mapas ingleses y, obviamente, va a aparecer -y lo vamos a en¬contrar en los mapas de los que, por cierto, hay copias en el Instituto Geo¬gráfico Agustín Codazzi -el mar Caribe en inglés, Caribbean Sea. Para utilizar un término de Fernand Braudel, uno pudiera decir entonces que el Caribe, en esta época, 1810-1830, es “un mar en movimiento” De ahí vie¬ne la reconquista, pero también las expediciones de Bolívar; el incremento de las mercancías que entran de contrabando provenientes de Jamaica; del mar Caribe proviene la harina que abastece los mercados de la Nueva Granada; del Caribe vienen las municiones con las cuales se libran las guerras de independencia; del Caribe, incluso, vienen las ideas libertarías, las ideas liberales que van a impulsar, también desde el punto de vista ideológico, las revoluciones de independencia. Es, entonces, un mar en movimiento, un mar que hierve. El mar Caribe es un mar que une, es un mar que trae.

Es también la época, 1810 – 1815, de la gran rivalidad entre Cartage¬na y Santa Fe de Bogotá. Recordemos que cuando se crea el Virreinato de la Nueva Granada en 1739, al momento de definir cuál va a ser la capital del virreinato, hay toda una discusión que dura aproximadamente una se¬rrana, en Madrid, de dónde debía quedar la capital de la nueva entidad político-administrativa . Quienes decían que debía ser Cartagena aducían su mayor contacto, por razones de las rutas interoceánicas, con la metró¬poli, que era el sitio donde realmente se jugaba la soberanía del Virreinato. Quienes decían que debía ser Santa Fe de Bogotá lo hacían porque ésta se hallaba, por su distancia al mar, protegida de cualquier ataque de los ing¬leses, yen ella se podían preservar las riquezas; en fin, hubo una argu¬mentación que duró por espacio de una semana, hasta que finalmente se decidió que la capital debía ser Santafé de Bogotá.

Pero en razón del incremento de los conflictos entre Inglaterra y España, buena parte del tiempo que debían servir los virreyes, tenían que vivirlo en Cartagena de Indias, para poder liderar la defensa contra los permanentes ataques británicos. A lo largo del siglo XVII, surge toda una rivalidad entre Cartagena y Santa Fe de Bogotá que va a trascender a la República. Esta rivalidad se va a exacerbar, obviamente, cuando comience el proceso de independencia en 1810.

¿Qué vamos a encontrar entre 1810 y 1815? La rivalidad irá gene¬rando una profunda animadversión por parte de la elite santafereña contra la elite cartagenera. La elite de Santafé va a recriminar permanentemente a los cartageneros que dilapidaban todas las riquezas, que no hacían sino pedir constantemente subsidios que se tragaba la ciudad, y que Cartagena se oponía a un movimiento unificado de independencia. Se van a leer, en la prensa de la época, los argumentos que tenían los cartageneros para mantener y legitimar su rivalidad y su oposición a lo que veían como unas estrategias de dominación de parte de Santafé de Bogotá. Esto va a tener ciertas implicaciones, las cuales forman parte de nuestra hipótesis de por qué después se va utilizar la denominación océano Atlántico o Costa At¬lántica.

Pero lo cierto es que por las razones geopolíticas del momento, la Nueva Granada estaba volcada a la cuenca del Caribe. Es preciso decirlo: Bolívar, como caraqueño era costeño, su ministro de relaciones exteriores era cartagenero y buena parte de su equipo de gobierno también era oriundo de Cartagena y, por ello, tenían una visión más clara de la importancia que jugaba la Cuenca del Caribe en ese momento. Eran también los años en que el nacimiento de la nueva república generaba grandes expectativas de comercio por parte de Inglaterra, de Francia, de Suecia, de los Estados Unidos, lo que originó la presencia permanente de agentes consulares y diplomáticos en la Gran Colombia.

Como Colombia quiere consolidar su independencia, y presentarse ante el concierto de las naciones de Europa occidental como un Estado fuerte con una independencia consolidada, no es gratuito, entonces, que en 1822, incluso creo que financiada o impulsada por Francisco Antonio Zea, se ordena hacer un texto completo sobre lo que era Colombia en ese momento. Se publicó en inglés y en español con la idea de difundirlo en Londres entre los banqueros británicos, la corona británica y Europa occi¬dental para tratar de ganar el reconocimiento internacional de la naciente república. Pues bien, en ese libro, en el capitulo primero denominado “Descripción general del país”, al señalar los limites de Colombia, dice textualmente: “al norte con la provincia de Costa Rica y el mar Caribe” .

En ese mismo año 1822, se publica en Filadelfia un mapa -en la actualidad publicado por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi —extra¬ordinariamente bello, desde el punto de vista estético, muy bien coloreado, donde aparece también la denominación Caribbean Sea, y a un costado se ofrece una gran cantidad de información sobre la República de Colombia . (Y aquí hago un paréntesis: nunca se llamó Gran Colombia, fue un nombre que posteriormente le dimos para evocar con nostalgia lo que fue ese gran Estado, que en su momento se llamó en propiedad República de Colombia.) En ese mapa, en la información que aparece al lado, además de que emplea la denominación Caribbean Sea, se dice que Colombia Iimita al norte por el mar Caribe al noreste por el océano Atlántico. ¿Por qué al noreste con el océano Atlántico? Porque hay que recordar que la Gran Colombia incluía a Venezuela, que al noreste si limita con el océano Atlántico, en tanto que al norte, justamente al norte, limita con el mar Caribe.

En 1825 se publica en Londres un mapa para viajeros donde apa¬rece el término Caribbean Sea . Porque con las expectativas de abrir gran¬des mercados para las manufacturas británicas los viajeros ingleses empiezan a recorrer estas tierras. También en 1824, y todavía en 1842, se publican mapas donde aparece siempre el mar Caribe. Es curioso que Juan José Nieto -que va ser una de las figuras más importantes de la Costa du¬rante el siglo XIX, rescatada en buena hora para la historia nacional por Orlando Fals Borda-, en 1840, escribió una geografía de la provincia de Cartagena, que es hoy lo que comprenden los departamentos del Atlántico, Bolívar, Sucre, Córdoba y parte de Urabá, en la cual el autor dice que la provincia limita al norte con el mar Caribe o mar de las Antillas . Te¬nemos, entonces, que en esta época, en estos años de la república, existe el Caribe Ahí está en los mapas, está en las convenciones, está en las descripciones de los limites, ya sea de la República de Colombia o de la Nueva Granada.

¿Qué ocurre en 1840? Entre 1840 y 1842, vivimos la primera gran guerra civil de nuestra historia republicana, la denominada Guerra de los Supremos. En esta confrontación, la Costa Caribe se separa por única vez en la historia del país: hay un movimiento separatista que comienza en Ciénaga, posteriormente se expande a Santa Marta, y de allí a Cartagena, a Mompox, a Riohacha, y se constituyen las Provincias Federadas de la Costa Caribe, en un intento separatista liderado por un venezolano, el general Francisco Carmona.

Como curiosidades de este proceso, los barranquilleros, que en ese momento trataban de lograr que el Congreso habilitara el puerto de Saba¬nilla para las importaciones -pues Cartagena había hecho todo lo que estaba a su alcance para impedirlo-, aprovechando el desorden, se declaran independientes de Cartagena y crean la Provincia de Cibeles. Como dato curioso, pero simplemente para ilustrar lo que significaba el Caribe en ese momento para la Costa norte de Colombia, los barranquilleros redactan la declaración de independencia de Barranquilla en inglés, y la dirigen al comandante de la Royal Navy en Kingston, Jamaica.

No es la Costa Caribe la única que se intenta separar. Entre 1840 y 1842 la República de la Nueva Granada, quizá como en ninguna otra par¬te, en ningún otro momento de su historia, es amenazada por la disolución, pues sus otras provincias también se declaran federadas. En ese momento, las principales rentas del país provenían de lo que producían las aduanas en Santa Marta y Cartagena; obviamente, los revolucionarios se apoderan de estas aduanas y durante dos años con esos dineros financian parte de la rebelión, y, por supuesto, hubo de todo. Los documentos de la época muestran que el general Francisco Carmona había logrado levantar un ejército de más o menos 1000 hombres, de todo tipo, de cuanto vago se atravesara en Santa Marta, en Cartagena, en Mompox, porque tenia re¬cursos suficientes para poder financiarlo, desde luego, mientras duraba el comercio exterior. Pero una vez que éste se cerrara, obviamente las adua¬nas no iban a tener el suficiente dinero.

Pues bien ¿qué es lo importante y por qué señalo esto? Porque des¬de 1840, el gobierno central -primero José Ignacio Márquez y después Pe¬dro Alcántara Hernán-, comienza la contraofensiva y poco a poco va sometiendo a las demás provincias a su dominio. La última región de la Nueva Granada en ser sometida militarmente, por razones geográficas, es la Costa Caribe. En principio, porque tenía en ese momento mayores recursos económicos, provenientes de la aduana, para enfrentarse al go¬bierno central. Pero también por razones geográficas. El general Pedro Alcántara Hernán y Tomás Cipriano de Mosquera tuvieron que esperar a que pasara la temporada invernal para poder avanzar con las tropas y den rotar al ejército de la Costa en una población que se llama Tescua, cerca de Pamplona, con el fin, de reconquistar la Nueva Granada. En los documen¬tos de la época, queda claro que era vital para la supervivencia de la uni¬dad nacional que, de una u otra manera, la Costa Caribe estuviera bajo un control férreo del gobierno central, por las razones que habíamos anotado.

Hay otras razones. Por supuesto, se ha pasado muy por encima de este conflicto. Pero quiero hacer énfasis en estos puntos, porque en 1842 se va a expedir -y como respuesta a esa primera Guerra de los Supremos-, quizá la constitución más centralista en nuestra historia política. Es curioso, y en esto la relación de causalidad directa es difícil de probar evidente¬mente, que a partir de 1840 en todas las geografías del siglo XIX no va a aparecer más el mar Caribe.

En 1845, el gobierno central envía al general Acevedo para reorga¬nizar el ejército en la Costa norte. Llega, hace un recorrido por toda la región y elabora un informe completo sobre la situación política de la Co¬sta Caribe, así como también unas recomendaciones al gobierno central. Desde entonces, y hasta hace muy pocos años, los generales del ejército que comandan las brigadas o las divisiones en la Costa Caribe, van a ser del interior del país: nunca se va a confiar en un general oriundo de la Co¬sta, por lo menos durante el siglo XIX y buena parte del siglo XX. Pero en esas recomendaciones es interesante que el general Acevedo, cuando hace una descripción de las provincias de la Costa norte, señala que ellas limi¬tan al norte con el océano Atlántico, y la división del ejército que va a cu¬brir la Costa norte de Colombia se va a denominar, por primera vez, la División del Atlántico.

Ahora bien, en algunos mapas todavía del siglo XIX vamos a en¬contrar las denominaciones mar del Norte o mar de las Antillas, si bien a medida que avanza el tiempo van surgiendo mapas donde aparece el término océano Atlántico. En las geografías escritas que se empiezan a enseñar en las escuelas, va a aparecer como limite norte de la Nueva Granada o de los Estados Unidos de Colombia el océano Atlántico; ob¬viamente, por extensión, se empieza a hablar de Costa Atlántica.

La Guerra de los Supremos significa el último intento de Cartagena por tener cierta relevancia política en la naciente Nueva Granada. Después de esta guerra, Cartagena literalmente queda exhausta, agotada, pues, ya venía así desde las guerras de independencia. Prácticamente liqui¬dada, pierde toda su importancia dentro de la Nueva Granada y, con ello, también la importancia de la Costa en la nueva composición política del país. Parafraseando, pues, la frase de Churchill, podría decirse que a partir de 1842 cae una especie de cortina de hierro sobre Colombia. La andinizacion del país se empieza a agudizar a partir de 1842, y no es gratuito -ésa es parte de nuestra hipótesis-, que desaparezca el mar Caribe y surja el océano Atlántico.

El Caribe desaparece

Estos acontecimientos van a coincidir con el desarrollo de ciertas teorías originadas en Europa occidental sobre la composición de las razas. Surgen nuevos criterios para delimitar las geografías ¿le los territorios emi¬nentemente racistas, muy ligados a la noción de civilización, que van a ser asimilados y aplicados a la Nueva Granada. Tales concepciones ¿le la geo¬grafía venían va desde el sabio Caldas, cinc los empieza a utilizar para je¬rarquizar las diferentes provincias de la Nueva Granada, con auge especial durante la segunda mitad del siglo XIX.

Caldas sostenía en sus trabajos que la civilización, como se enten¬día en ese momento, sólo era posible en zonas con determinados climas, por supuesto, climas más templados y a determinadas alturas . De acuerdo con esas teorías, la civilización sólo era posible en la región andina; de res¬to, en aquellas regiones calientes, por razones de clima, o por razones de otro tipo, no era posible la civilización, pues, además eran territorios, ocu¬pados por tribus salvajes y bárbaras. Esta concepción va a ser retomada mas adelante por José Maria Samper para añadirle el criterio de la raza. Este autor sostendrá que no es sólo la geografía el factor dominante: en zonas diferentes a las altiplanicies también puede ser posible la civiliza¬ción, pero únicamente allí donde exista la raza blanca. Obviamente, como en las otras regiones, había mucha más población indígena y mucha más población negra que en la región andina, en esas zonas tampoco era posi-ble la civilización, pues no había una fuerte presencia de raza blanca. Obviamente, como en las otras regiones, había mucha más población indígena y mucha más población negra que en la región andina, en esas zonas tampoco era posible la civilización, pues no había una fuerte presencia de raza blanca.

Es, entonces, en esta época cuando la Costa Caribe -pero, ojo, no sólo la Costa Caribe, sino también la Costa Pacífica, los Llanos Orientales y parte de la Orinoquía-, empieza a ser vista como región inculta, bárbara, donde no es posible la civilización. Pero como en esa misma época, por razones también geográficas, las elites santafereñas o antioqueñas o santandereanas, en razón, del comercio exterior, tenían que bajar a la Costa Caribe, de tal forma que ésta fue la región con la que estaban en más con¬tacto en ese momento. Por ello, existe mucha literatura que incluye esos criterios con los cuales se señala a la Costa Caribe y a sus poblaciones como salvajes, bárbaras, etc.

Es curioso que el mar empieza a verse como un ente pecaminoso; ya algo de eso venía desde comienzos del siglo XIX. En 1802, el consulado de Cartagena compra en Filadelfia, Estados Unidos, una moderna imprenta, que nunca entra en funcionamiento en Cartagena porque Santa fe de Bogo¬tá, en especial su obispo, se opuso. Los argumentos que se utilizaron en su momento van a ser retomados a lo largo del siglo XIX: el mar es fuente de pecado, a través de él llegan los extranjeros el protestantismo las sociedades bíblicas, o sea, hay una estigmatización de todo lo que significa el mar.

En las Reminiscencias de Santafé de Bogotá, de Cordovez Moure, hay un capítulo bien curioso, que habla de las causas de criminalidad en las clases bajas del pueblo, y describe varios de los criminales más famosos que hubo en Bogotá en el siglo XIX. Hay uno que atrae particularmente la atención, que se llamaba Juan Rojas Es un delincuente de alta peligrosidad que después de ser sentenciado a prisión, es enviado a Chagres, lo que hoy es Panamá. Por uno de los tantos indultos que hay en el pass, Juan Rojas regresa a Bogotá y se cambia el nombre por el de Juan Rodríguez. Cordovez Moure en el capitulo “Causas de criminalidad en las clases bajas del pueblo” anota: “la vista del mar, el trato con gentes de diferentes razas y condiciones, Y más que todo la experiencia que se adquiere en las relacio¬nes con los famosos criminales, habían hecho de Juan lo que se llama un bandido de primer orden” .

Aquí, “la vista del mar” es una de las causas por las cuales el sujeto de marras se vuelve criminal; por supuesto que reconoce el contacto con extranjeros y con diversas razas, pero “la vista del mar” es considerada como un a de las primeras causas que explican la transformación.

Empieza así a existir un a estigmatización de lo que es el mar, el Caribe, y las zonas cálidas. Asociemos a esto todas las penurias que en esa época significaba viajar de Santa Fe de Bogotá a la Costa, o de la Costa a Santa Fe de Bogotá. Las descripciones de viajeros abundan acerca de todas las penalidades que implicaba bajar de 2.600 metros más cerca de las estre¬llas a las orillas del mar. Uno se imagina o trata de imaginarse un poco qué idea del mar se tenía aquí en Bogotá y qué idea de las zonas cálidas, en este caso las del Caribe, que pudieran alimentar el imaginario colecti¬vo, en una época en la cine, por lo demás, existían pocos mapas. Ahora vamos a apreciar una perla de lo que se podía imaginar un niño en Santa Fe de Bogotá de lo que era el mar.

Leamos la impresión que tuvo Salvador Camacho Roldán cuando vio el mar por primera vez y 35 años más tarde en sus Notas de viaje: Colombia y Estados Unidos de América, publicadas en 1998: “Treinta y cinco años antes bahía formado yo conocimiento con el mar” -deduzco repito, por la edad en que tenía cuando escribe estas memorias, qué treinta y cin¬co años atrás, era bastante joven, quizás un niño-: “le bahía visto por primera vez llegando a Cartagena por el camino de tierra de Calamar y no me bahía causado impresión alguna notable, pues al verlo, en las primeras caletas de la costa, sólo me sugirió la idea de ser un poco mas extenso que la laguna de Fontibón, cerca de Bogotá” .

Cómo se podía imaginar el mar en la capital en pleno siglo XIX cuando existían mapas, cuando no existía el conocimiento que se tiene hoy. Es, el mar, “¿un poquito más grande que la laguna ele Fontibón?”. Más adelante leeremos la impresión que tuvo de adulto, todo el esplendor y la belleza del mar, todo lo que lo transforma a él como persona, el cono¬cimiento del mar, los atardeceres, etc.

Miremos, para reforzar la percepción que se tenía, en especial en Bogotá, del contacto con las poblaciones de la Costa, lo que ocurre en el viaje de un neogranadino a China en 1851. Nicolás Tanco sale expulsado del país y decide hacer un viaje hasta la China, para lo que, obviamente, tenía que salir por Cartagena, por la Costa, para abordar el barco que lo transportara al Lejano Oriente. Dice Nicolás Tanco; “quince días bastaron para arreglar mi marcha y el día 16 de de noviembre abandone mi hogar do¬méstico, abandoné mi idolatrada familia, abandone mis amigos y todo cuanto se tiene de caro en la vida; salí de Bogotá. Nos transportaremos rápidamente a la ciudad de Cartagena, uno de los puertos principales ele la Nueva Granada, inútil me parece detenerme mucho en las impresiones que he experimentado en todo el tránsito hasta llegar a Calamar; miseria, desnudez, atraso, ignorancia, por un lado, árboles gigantescos, vegetación prodigiosa, un río caudaloso, unas márgenes pintorescas, todas las bellezas de la naturaleza, por otro. Aquí un buque de vapor, más allá un champán con sus bogas casi desnudos y su cubierta de guaduas, acullá un bongo amarrado a un tronco, más lejos una humilde balsa bajando majestuosa¬mente por la mitad del río. Por una parte la civilización con todos sus ade-lantos y comodidades, por otro, la barbarie con todas sus calamidades y atraso, en el vapor está simbolizado el siglo XIX, en el bongo o champán el siglo XV -v así va narrando su estadía en Mompox; por cierto, para los historiadores de la cultura, tiene unas descripciones de fandangos bellísi¬mas; y a medida que se va acercando a Cartagena ya vienen sus impresio¬nes sobre lo que está viendo—: “al día siguiente a las seis de la mañana proseguí mi camino en compañía de un coronel y el día 7 de diciembre llegué a Cartagena, la Ciudad Heroica, la rival de Bogotá. Dos impresio¬nes principales experimenté al entrar en la ciudad, una de admiración por la hermosa vista que se presenta, otra de pena y de tristeza por la excesiva cantidad de negros. Por todas partes reina la quietud, no hay casi activi¬dad, la población parece muerta, en medio de este silencio apenas se oye el rugido del mar cuyas olas van a estrellarse al pie de magnificas fortificaciones”. Y dice más adelante: “La desproporción en que se halla la raza blanca con respecto a la negra fue una de las cosas que mas me sorprendie¬ron, pensar que por cada blanco hay nueve o diez negros es una cosa horrible y desconsoladora. Después de pasadas estas impresiones desagradables, otras por diferente estilo vinieron a asaltarme” . Esa noche hubo una tre¬menda parranda en las calles de Cartagena y el hombre no pudo dormir y, obviamente, despotricó por la alegría de los cartageneros.

Estas son percepciones comunes en la época. Es en ese momento cuando planteo como hipótesis que la Costa es asociada, de una u otra manera, con la raza Caribe, con caníbales, habitada por tribus salvajes, no civilizadas. Esta apreciación hace, en cierta medida -y ésa es, obviamente, una hipótesis más-, que se sienta vergüenza de decir que al norte el país limita con el mar Caribe. De esta manera, preferimos ignorar al mar Cari¬be y decir: “No. Limitamos es con el océano Atlántico’”, porque en el At¬lántico norte está la civilización. El mar Caribe, que durante la época de la independencia es un mar en movimiento, es un mar de donde nos llega todo, deviene un obstáculo que hay que vencer para llegar al Atlántico; es un impedimento, es una traba, es un estorbo; cuanto más, es una protec¬ción del interior andino, donde está la civilización.

Y ya eso venía desde las rivalidades de Cartagena y Santa Marta entre 1810 y 1815. Evocando el sitio de Cartagena de 1815, Pedro Alcántara Hernán, en una carta de 1869, anota: “…aún después que los españoles ocu¬paron a Cartagena e] gobierno de la Unión ninguna medida importante tomó, me acuerdo haber oído a uno de los patriotas más comprometidos en la causa de la independencia y de los que más influjos ejercía en aquella época, la demostración con que probaba, matemáticamente, según él de¬cía, que nada debíamos temer, tomaba en cuenta el número de hombres que Morillo había perdido durante el sitio -de Cartagena-, el que perdería por las enfermedades, el que perdería a consecuencia del sitio y por falta de recursos, el que habría de quedar en las guarniciones de la Costa y del tránsito, y deducidos estos números de las fuerzas con que Morillo desem¬barcó en nuestras costas no quedaría ningún soldado disponible que pu¬diera molestarnos en Santafé” .

Veinticinco años más tarde, cuando por una reclamación diplomá¬tica la fuerza naval británica está haciéndole un bloqueo a Cartagena, José Hilario López, que será posteriormente presidente de la república, es en¬viado a Cartagena para organizar la defensa de la plaza. En sus memorias anotará: “Los cuerpos de guardia nacional se instruían y el entusiasmo que reinaba en toda la República prometía que, aun cuando se perdiese la Cos¬ta por la inmensa superioridad de fuerzas y de toda clase de recursos de que disponía el gobierno inglés, al menos se salvaría el honor nacional y el interior de la República sería preservado de la invasión”

Concebido peyorativamente el mar, probablemente no es gratuito que en los textos que se publican en la segunda mitad del siglo XIX apa¬rezca siempre como límites de la Nueva Granada o de los Estados Uni¬dos, el océano Atlántico. Por ejemplo, en 1852 Antonio Cuervo publicó en Bogotá el Resumen de la geografía histórica, política, estadística y descriptiva de la Nueva Granada, para e/uso de escuelas primarias superiores, en el que se afirma que el límite norte del país es el océano Atlántico . En 1863, Felipe Pérez, que había sido designado coito el calificador y publicista (le los trabajos Liando de .Agustín Codazzi, publico la Geografía física y política del Estado de Bolívar; en la que igualmente aparece el océano Atlántico como el limite norte de dicho estado. Ahora bien, en esa geografía, Felipe Pé¬rez anota lo siguiente, también sobre parte de la población del Estado de Bolívar: “Los indígenas de aquella parte eran antropófagos, como todos los de la raza Caribe, muy valientes y usaban en sus combates flechas en¬venenadas, y no obstante, haberse corrido desde ese entonces a acá 350 años, éstos permanecen lo mismo que entonces, y repuntándose todavía como dueño y señor de ellos al bravo Darién, cuyas tribus más notables son las de los cunase y caimanes. La civilización a pesar de su gran fuerza y de su mucho poder no ha hecho por ellos más que cambiarles las flechas de sus mayores, por las escopetas de las fábricas inglesas compradas con carey o cacao” . O sea que también identifica como parte de la población del Estado de Bolívar estas tribus salvajes, antropófagas, provenientes de la raza Caribe.

En su Compendio de geografía general, política, física y especial de los Lisiados Unidos de Colombia, editado en 1866 y que fue ampliamente divul¬gado y distribuido, Tomás Cipriano de Mosquera también señala que Co¬lombia limitaba al norte con las riberas del Atlántico . De modo que vamos a encontrar muchos documentos y libros de la época donde se habla permanentemente del océano Atlántico como el límite norte de Colombia.

Por eso, pues, se va creando, obviamente, por extensión, la expre¬sión Costa Atlántica. Ahora bien, en aras de la objetividad, esta concep¬ción que, en buena parte, subsiste hasta hoy, de la civilización reducida a la raza blanca, no es sólo de las elites andinas, es también de las elites car¬tageneras. En otras palabras, las elites blancas de Santa Marta y Cartage¬na participan de este concepto según el cual las tribus que habitan en la Región Caribe son salvajes e incivilizadas y, por supuesto, adoptan una cierta actitud despectiva con respecto a la raza negra.

El mar en el siglo XX

Estas cosas van cambiando, por supuesto, con el siglo XX. Las facilidades de comunicación, los medios de transporte, los mayores viajes, propician que la gente conozca el mar, lo vaya valorando, y vaya cambian¬do esa concepción de que el mar es pecaminoso.

Veamos enseguida lo que decía treinta y cinco años después Salva¬dor Camacho Roldán: “La sensación del mar es una de las más extrañas para nosotros, habitantes de las alturas de los Andes, acostumbrados a los horizontes limitados de las cordilleras y al espectáculo de la mezcla ince¬sante de la luz y la sombra, de las altas montañas y de los valles profundos, de los contornos del paisaje, la quietud y el reposo eterno de las vistas de la tierra cambien totalmente con ese movimiento incesante de ir y venir de las ondas sobre la llanura líquida del océano..”

Para terminar, leamos dos documentos que indican, cómo, va du¬rante el siglo XX, hay un anhelo de mar, se desea, el mar ya es otra cosa, afortunadamente.

En 1934 comienza la construcción de la carretera que va a unir Medellín con el mar. Hay un artículo de Jaime Barrera Parra, publicado ese mismo año, que se titula Canas Cotilas que mira al mar, en el que narra todo el acontecimiento que signifique comenzar a construir una carretera que los pondría en contacto con el mar: “… la comitiva sale para Medellín en tres automóviles, vamos a conocer la carretera al mar, hasta Cañas Gordas, ingenieros y periodistas, hombres de trabajo y de acción acompa¬ñan al ministro Araujo va Gonzalo Mejía que es la carretera hecha tesis y Jesús Tobón Quintero que es su filósofo, vamos al mar que es la ruta del universo. Salen los niños y las niñas de San jerónimo a saludar a Alfonso Araujo, esos niños y niñas hacen parte de la carretera al mar, con Gonzalo Mejía, con Tobón Quintero, con el Marichú, con el anisado de San Cris¬tóbal y de Palmitas, la comitiva se va engrosando, se reanuda la cronografía calentana, los hombres y el paisaje se encuentran, es el reino de la exuberancia botánica, de la desfachatez temperamental., del allegro ideoló¬gico. ¿Cuándo llegamos al mar, Gonzalo Mejía?, dentro de dos años, por lo pronto estamos en Sopetrán y esta noche dormiremos en Cañas Gor¬das. Vivimos un momento el ambiente de la colonia. La colonia termina con la carretera al mar. 1934 [risas de fondo, no es claro si la fecha es parte del texto]. .. Los colombianos que sabemos llevar en los labios y en la ca¬beza los nombres de los puertos asiáticos y africanos, desconocemos al país escondido, vasto y hermoso. En esa tarde intrascendente del mes de junio, la carretera al mar se hace toda diálogo. La carretera al mar no puede ni debe ser el rótulo de una empresa regional, proclama Araujo, sino una gran vía nacional que una a la capital del país con el océano. Lógicamente, la carretera empieza en Bogotá, pasa por Sonsón y por Medellín y termi¬na en el puerto de Necoclí sobre el mar Atlántico. En alguna ocasión cuando Cañas Gordas parecía inasequible, yo juré no volver aquí sino en automóvil, y aquí estoy, como estaré mañana en Urabá con todos voso¬tros, hemos matado de una vez por todas el terror mitológico que hacía de la carretera al mar un cuento de locos, hemos vencido dos cordilleras, pero algo más hemos hecho, le hemos torcido el cuello al escepticismo. Esta obra, que fue descrita como el sueño de una mente calenturienta, como el sobregiro de un visionario contra las despensas vitales de su pue¬blo, casi como una traición a los grandes intereses de Antioquia, consti¬tuye hoy una afirmación orgullosa, estamos en el camino del mar, sobre la gran ruta del mundo” .

Veamos este otro texto, también hermoso, de Hernando Téllez, sobre el mar. Quiero hacer una aclaración: aquí, cuando se habla del mar, no se habla del mar Caribe, sino del Pacifico, Nos interesa la belleza con la que él narra el anhelo del mar, en el articulo que tituló La Patria: “En el curso de una tediosa sesión del Senado de la República, durante la cual se debatía un tema más o menos árido, el de los planes oficiales para la construcción de nuevas líneas de ferrocarril, un vocero del partido conservador, el señor Luís Ignacio Andrade, solicitó la palabra y pronunció, apoyado en el tema propuesto, uno de los discursos más sencillos y hermosos que me haya correspondido oír acerca de la provincia colombiana, era evidente la emoción del orador y el éxito completo, compacto, plenamente justificado que conseguía a medida que avanzaba a través de sus propias cláusulas. Al concluir, varios de los adversarios políticos del senador mencionado y la totalidad de sus amigos y copartidarios movieron las manos en espontáneo gesto de aplauso. ¿Qué nervio central, qué fino resorte de la sensibilidad de quienes lo escuchábamos había tocado con su palabra este orador?, la cuestión era fácil de explicar, el senador Andrade, sin proponérselo de ma¬nera previa y meditada, en un momento de feliz inspiración había hablado con entrañable afecto de su provincia del Huila , del áspero trozo de geo¬grafía colombiana donde viera la luz por primera vez, donde había amado, donde había aprendido a hablar, donde deseaba reposar para siempre, nada mas, pero a través de la exaltación de la provincia por entre el reposado vuelo de las locuciones que aludían, una y otra vez al paisaje nativo, a las montañas maternales, a los vallecicos, a los valles resecos y sedientos, a las suaves colinas, a la posición meteorológica del viento entre las cañadas y los cerros, iba surgiendo un poco mágicamente pero intacta, completa, la buena patria, la buena tierra, todo la patria y todas las tierras colombianas. Hubo un momento, al levantar una de las manos en el aire y cerrarla de¬jando el índice afuera para llevarlo hasta el oído, en que el orador expresó con notable fortuna verbal y plástica cómo sus coterráneos trepaban a una de las colinas de la pequeña patria y desde allí, quedándose un momento en silencio, oían a la distancia el lejano rumor del mar. El mar inalcanza¬ble y ambicionado a donde querían llegar a través de una carretera todos los hijos del Huila”.

Cerremos el círculo recordando la carta que, en 1995, le escribí al defensor del lector de El Tiempo. Hoy, volando de Barranquilla hacia la cima de los Andes, me llegó una grata sorpresa. A cuatro columnas, el diario capitalino tituló: Mar Caribe tiene media tonelada menos de basura . Ya El Tiempo habla de mar Caribe.


UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
FACULTAD DE ESTUDIOS GENERALES
CICLO GENERAL
REGIÓN Y CONTEXTO CARIBE
TALLER GRUPAL No 3

INTRODUCCIÓN, NÚCLEOS PROBLEMÁTICOS, METODOLOGÍA, CRITERIOS DE EVALUACIÓN.

OBJETIVOS:

• Analizar las definiciones que históricamente se han construido sobre el caribe
• Estudiar la visión interna y externa que se ha construido sobre la existencia del caribe

PROCEDIMIENTO:

Con base en las siguientes lecturas:

 Definiciones y visiones del Caribe

Desarrolle las siguientes actividades:

1. De acuerdo con las lecturas de esta semana, señale y argumente que es para usted ser Caribe y en que momento se constituye el Caribe como región.

2. Explique por qué motivos el caribe puede ser entendido desde lo contextual y/o desde lo cultural

3. Analice y argumente por qué motivos de acuerdo con Avella el caribe corresponde a un sentir, un vivir y un convivir.

4. Explique históricamente cómo se ha construido el concepto “Caribe” Y que factores han incidido en su elaboración.

5. Señale y argumente desde su punto de vista si la costa norte de Colombia tiene o no vinculación con el caribe y de que tipo es ( contextual y/o cultural)

6. Diseñe un mapa conceptual recogiendo los conceptos claves de los autores recomendados.

UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
FACULTAD DE ESTUDIOS GENERALES
CÁTEDRA REGIÓN Y CONTEXTO CARIBE 2009-1

LECTURAS INTRODUCTORIAS
SEMANA 3

VISIONES Y DEFINICIONES DEL CARIBE

Palabras Claves: Caribe, mestizaje, definiciones del Caribe, visiones del Caribe, colonización, plantación, dominación, resistencia.

Los términos están cargados de historia, de ideologías y discursos, de imaginarios. Para hablar del Caribe hay que definirlo, y debemos exigir y exigirnos una definición de cada Caribe del que hablamos. El Caribe es tan antiguo como América y desde aquí se haya definido América –el Caribe es contemporáneo (Gatzambide-Geigel, 1996).

Existen muchas posibilidades de delimitar el Caribe y de definirlo desde adentro o desde afuera. Esto se debe, entre otras razones, a su localización en un área de intersección entre unidades macrorregionales en el sentido de continente cultural, lo que implica una participación y presencia de aquella tanto en el ámbito cultural, político, económico como en la historia territorial.

Una de sus características más destacada fue siempre la pluralidad contradictoria y los contrastes en sus dominadores y dominantes. (Sandner, 1983)

A continuación señalamos algunos investigadores del Caribe, que lo han definido desde diversas, y hasta divergentes visiones, lo que enriquece su estudio y abre la posibilidad de construir nuestra propia definición a fin de abordarlo como objeto y sujeto de estudio.

 Quince Duncan “El Gran Caribe: Naturaleza y Cultura como conceptos dinámicos” Traducción Libre del Documento Paz en los Océanos. Documentos Técnicos No. 41, 1997.

Duncan nos dice “…El Gran Caribe es más que un mar. Desde el punto de vista cultural, el Gran Caribe es un área que se extiende desde New Orleáns en el norte hasta las Guyanas al sur del continente, incluyendo, de paso, a Veracruz, la Costa Atlántica de Centroamérica y la parte septentrional de Sudamérica, las Islas del Caribe y abarcando la totalidad de Belice y la mayor parte del istmo de Panamá. Se puede describir el Gran Caribe como una zona con una vasta diversidad cultural, pero al mismo tiempo, los tradicionales lazos con las potencias coloniales de los siglos XVI y XVIII por una parte, y la presencia decisiva de la cultura africana, por otra, le han dado al Gran Caribe ciertas características que lo distinguen como un ente cultural con una identidad única”

 Alberto Abello Vives. Investigador y Exdirector del Observatorio del Caribe colombiano. “El Caribe objeto de estudio”

El economista Abello Vives en su texto “Caribe visto por Benítez Rojo” asegura que “el Caribe no existe. No existe una única representación sobre esta porción del globo terráqueo que pueda ser compartida por quienes abordan su conocimiento. Son muchas las visiones que existen sobre el Caribe: desde adentro de la misma región y desde afuera de ella. El Caribe como concepto, se ha ido construyendo históricamente. Como región, su concepto se encuentra en construcción”.

Continua presentándonos distintas visiones, entre ellas se encuentran aquellas que lo consideran como una sección de América Latina. Para otros, se homologa a las Antillas, Mayores y Menores. Desde la Commonwealh, las referencias con las islas angloparlantes o West Indies. Para quienes escudriñan la matriz africana, las exenciones culturales del Caribe trepan por Norteamérica y descienden por Sudamérica. Para Estados Unidos, la Cuenca del Caribe, cuando diseña su estrategia geopolítica particular. Los organismos internacionales y las agencias multilaterales como La CEPAL, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo y el Fondo Monetario Internacional, cada una presenta al mundo su “propio” Caribe.

Un primer criterio al que se accede para dar respuesta a la pregunta qué es el Caribe es, por obvias razones, la geografía. Se piensa inmediatamente en la ubicación del Caribe como mar, como accidente geográfico, y se marca su área en el Trópico de Cáncer.

La utilización de una visión estática de la geografía constriñe a llamar Caribe al conjunto de territorios, insulares y continentales, cuyas costas bañadas por el mar Caribe, y excluye a otros territorios que ancestralmente han estado vinculados a las dinámicas sociales, económicas y políticas de esta área del planeta, como son el caso de El Salvador, Bahamas, Guyana, Surinam y Guayana Francesa, en los que durante el poblamiento precolombino, el Descubrimiento, la Conquista y la Colonización de sus territorios fueron ensartados, como cuentas de un mismo collar con el resto de los territorios del Caribe. La historia de estos territorios no pueden desligarse del Caribe, así sus playas no sean bañadas por el mismo nombre o se encuentren por fuera de ese mar semicerrado.

Así, se es del Caribe sin estar en él. Como esa ciudad caribe de Panamá en el Pacífico o Veracruz en la costa del Golfo de México, conectada al Caribe en la ruta de los galeones y por la ruta del danzón y el bolero.

¿Pertenece o no el Golfo de México al Caribe? ¿Es ese otro accidente geográfico diferenciado del mar semi-cerrado? Si lo fuese, ¿la aplicación del sólo criterio geográfico acaso no traería confusión sobre las resistentes vínculos de la economía y la cultura de Veracruz –en la costa mexicana- con el resto del Caribe a lo largo de la historia? Pero, incluir a Veracruz, si se aplicasen otros criterios distintos al geográfico, invitaría entones a la consideración de Nueva Orleáns –y por tanto de Estados Unidos- como otras piezas integrantes del rompecabezas del Caribe. ¿Acaso Florida? Y la costa sobre el Golfo de México no asegurarían entonces la pertenencia de Estados unidos al mapa del Caribe?

Aplicar simplemente criterios geográficos en la búsqueda de los límites del Caribe produce una visión imprecisa de la región. Es evidente aquí que se requiere para su examen de otros cristales para lograr una mejor resolución del Caribe, por lo que se recurre al lente de la cultura como segundo criterio a la mano.

Después de las anteriores reflexiones, continúa Abello afirmando que si bien el Caribe supera los límites geográficos estrechos del Mar caribe, tampoco es ilimitado. El Caribe es una geografía y unas culturas derivadas de un proceso que arranca en las profundidades de la historia pero que brota con el Descubrimiento de América y que requiere, precisamente, de otras percepciones como la historia y la política para que éstas contribuyan a explicarlo. ¿Cómo hacer estudios como éste amparados en una definición del Caribe? ¿Cómo promover igualmente la integración política o comercial bajo esta perspectiva? Una definición del Caribe para tales fines pasa entonces por una toma de decisión, por la política, Ya en 1975, Leslie Manigat escribía “dígame cuál es su definición del Caribe y le diré cuál es su posición política”

Adentrarse en la historia nos conduce a nuevos mapas coloreados con las líneas de los procesos que se han dado. Las carencias de la geografía, pues es necesario recalcar que el Caribe no es un punto en el mapa, las llena la historia. La geografía hay que verla en la historia y la historia tiene sentido en la medida que no se puede separar del espacio. El Caribe es un “monumental molino histórico” que hilvana sus territorios desde los tiempos precolombinos, donde se realiza posteriormente el encuentro de culturas (nativas, africanas, europeas y asiáticas) que lo convierte en una región única, no repetida en parte alguna del planeta, y que se incorpora a la economía mundial desde el momento mismo que le expedición de Colón suelta amarras en busca de las Indias.

Para entender el Caribe, y sus componentes es necesario recurrir, además de la geografía y la política, a la cultura, la geohistoria y la economía.

No existe una única representación del Caribe. El Caribe está entonces in constructo y hay que asumirlo como tal, más allá de convertirlo en un problema de investigación. El Caribe resulta difícil de codificar, pues en ese ejercicio de ser construido como concepto no cesa de reconstituirse.

 Gabriel García Márquez. Escritor colombiano. “Algo más sobre literatura y realidad” El Espectador, Bogotá, 1 de julio de 1981

El Nóbel de Literatura nos expresa que “….el Caribe en rigor se extiende (por el norte) hasta el sur de los Estados Unidos, y por el sur, hasta Brasil. No se piense que es un delirio expansionista. No: es que el Caribe no es sólo su área geográfica, como por supuesto lo creen los geógrafos, sino un área cultural muy homogénea…”

En el artículo el Premio Nóbel afirma “en el Caribe, a los elementos originales de las creencias primarias y concepciones mágicas anteriores al Descubrimiento, se sumó la profusa variedad de culturas que confluyeron en los años siguientes en un sincretismo mágico cuyo interés artístico y cuya propia fecundidad con inagotables. La contribución africana fue forzada e indignante, pero afortunada”

 Antonio Benítez-Rojo, cubano “La Isla que se repite”

Benítez Rojo, en el texto “La isla que se repite” considera que el Caribe es un meta-archipiélago cultural, que carece de límites y de centro. Este archipiélago está integrado por un conjunto de islas y cada isla es la copia de una que se repite entre la desembocadura del Missisippi y la desembocadura del Amazonas. El archipiélago Caribe, dentro de su turbulencia historiográfica y su ruido etnológico y lingüístico, dentro de su generalizada inestabilidad de vértigo y huracán, pueden percibirse los contornos de una isla que se “repite a si misma”, desplegándose y bifurcándose hasta alcanzar todos los mares y tierras del globo, a la vez que dibuja mapas multidisciplinares de insospechados diseños.

En su obra “Significación del ritmo en la estética caribeña”, Benítez Rojo escribe “Si partimos de un criterio geográfico, el Caribe estaría comprendido por las Antillas Mayores y Menores, y por los territorios que bordean el Mar Caribe, quedando entonces excluidos aquellos que miran para el Golfo de México: así como las Bahamas, Barbados, Guayana, Cayenne y Surinam, naciones que generalmente son consideradas caribeñas. Por otra parte, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y Panamá, que tomamos como naciones centroamericanas, quedarían incluidas como caribeñas, mientras que El Salvador no lo sería. Tampoco sería la Ciudad de Panamá, que da al Pacífico, aunque sí lo sería Colón, junto al lado caribeño del Canal. Si en vez de seguir el criterio geográfico seguimos uno socioeconómico, estudiar el Caribe en los términos de la Plantación América, es decir, las partes del continente americano donde se desarrolló una economía de plantación esclavista. No obstante, si uno fuera a seguir estrictamente este criterio, el Caribe incluiría, además de las Antillas, una gran parte de los Estados Unidos y el Brasil, así como las regiones costeras del norte de América del Sur y la franja occidental del antiguo Virreinato del Perú, la cual mira hacia el Pacífico.

 Sergio Ramírez, escritor nicaragüense “El Caribe somos todos”

El escritor nicaragüense Sergio Ramírez, al lamentar la muerte de Jorge Amado, para algunos el escritor caribe de Bahía, Brasil, anotaba “….siempre diré que el Caribe, más que un concepto geográfico, es un concepto cultural. Un concepto de una enorme variedad y un enorme poder….Las fronteras del Caribe son móviles, están donde está el mestizaje creativo que se multiplica tanto en las islas como en tierra firme”

 Oscar Collazos, escritor colombiano. Un Intruso del Pacífico. IV Seminario Internacional de Estudios del Caribe, 1999.

“…El Caribe se prolonga hasta el Ecuador y, exactamente, hasta la ciudad portuaria de Guayaquil…el Caribe entra por el Canal de Panamá, corre por toda la franja del Pacífico hacia el sur, salta por Buenaventura por lo villorrios del Cauca y de Nariño, llega al norte de Ecuador a las costas de Esmeralda y acaba por crear una estación provisoria y casi final en Guayaquil”

 Francisco Avella, docente e investigador Universidad Nacional, sede San Andrés. “El Caribe: bases para una geohistoria”

Sustenta Francisco Avella que desde el método geográfico tradicional, consistente en establecer de antemano un marco territorial y político estable, para un país, un conjunto de regiones o de países, el Caribe sería un conjunto que conforma hoy un bloque de 36 países. A nivel internacional, el Caribe parece más una colcha de retazos, que una región políticamente integrada. En cierta manera la fragmentación geográfica, expresa también una fragmentación política que los mecanismos de integración no han podido superar a partir de las diferentes organizaciones internacionales con objetivos e intereses divergentes (CARICOM, Asociación Estados del Caribe, Grupo de Contadora, Grupo de los Tres, etc.)

Considera que el Caribe fue:

1- Una tierra abierta a la colonización y a las invasiones,
2- con la consecuente destrucción de las población autóctona,
3- un lugar de esclavitud para implantar por la fuerza, personas (ni siquiera, familias, poblados ni tribus como en la colonización europea), que venían del Africa,
4- un escenario de las guerras entre las potencias europeas imperiales por su dominio. Hoy con el fin de la guerra fría y el triunfo económico del área del Pacífico, es
5- un área más en proceso de marginalización, que de apertura al mundo en pleno proceso de globalización.

El Caribe solo es conocido por irrigar música, el son, el mambo, el calypso, el souk, la socca, el reggae y la salsa. También por algunos textos filosóficos menores escritos en forma de poesía (Walcott, de Trinidad), o de novela (García Márquez, Campentier) o simplemente de canciones (El negrito del Batey). Como lo muestra Hurbon, (1988) para el caso de Haití, el Caribe es visto como el reino de la barbarie, la brujería, los “zombis”, los caníbales, los dictadores y las “banana republics”. Y si no fuera por las publicaciones, las películas “soft” y los catálogos de promoción turística que hoy muestran el Caribe de la carta postal, el mar, la playa y el cocotero, cuando no el de las tres Ss “Sea, Sand and Sun” (Dollfus, 1997), o como actualmente el de las cuatro S´s, end Sex.

¿Qué es el Caribe? La respuesta puede ser muy simple: una imagen especular de Europa, que rechaza los molde o el espejo con que se le quiere mirar, por lo cual es incomprensible al pensamiento europeo, o como lo señala Lara (1998), se vuelve un “… un personaje indefinible, pues no se puede entender con las normas habituales”

En el texto “Bases geohistóricas del Caribe colombiano” plantea que “El Caribe es un personaje complejo que escapa a nuestras medidas y a nuestras categorías, que no se puede definir con nuestras normas habituales (Oruno Lara, 1998)

El Caribe, su descubrimiento, o, mejor, su encuentro fue una equivocación. Colón buscaba las Indias Orientales y encontró lo que hoy llamamos las Indias Occidentales.

“Mar de los Caribes”, mar semicerrado que está situado entre el arco de las Antillas y el continente americano, el núcleo que estructura lo que hoy se llama “el Gran Caribe”, el cual abarca no sólo la cuenca de dicho nombre, sino su entorno exterior.

Durante la colonización posterior al descubrimiento, el Caribe pasó a ser uno de los factores fundamentales en el proceso de acumulación en Europa.

El Caribe fue también campo de experimentación de la economía de plantación impuesta por los imperios inglés, francés y holandés, y los procesos asociados a su explotación: reemplazo y destrucción de la mano de obra indígena, en su gran mayoría cambiada por la esclava, traslado masivo de poblaciones del África y mestizaje asociado a la colonización.

Después de la gran importancia que tuvo en el siglo XIX con la perspectiva de apertura del Canal de Panamá, el Caribe se convirtió en el centro geopolítico en donde los Estados Unidos implantaron su hegemonía a partir de la Segunda Guerra Mundial a través del sistema de bases estratégicas (mísiles en Cuba).

En los años 70, frente al ímpetu del Área Pacífica (triunfo industrial de Japón y de los nuevos “dragones industriales”) el Caribe cede su importancia estratégica, y pasa a ser un área secundaria en el juego geopolítico y comercial internacional.

Con la caída del Muro de Berlín y los demás procesos de distensión, el Caribe se convierte en el Mediterráneo de los americanos o más comúnmente, en el patrio trasero de los Estados Unidos.

 Antonio Gatzambide-Geigel. Centro de Estudios Avanzados de Puerto Rico y el Caribe. Universidad de Puerto Rico, Río Piedras. “La invención del Caribe en el siglo XX”

El autor al abordar el panorama histórico que acompaña a la palabra Caribe, se plantea dos preguntas esenciales ¿desde cuándo se llamó Caribe a ese mar delimitado por las Antillas, Centroamérica y parte de la costa norte de América del sur? y ¿cuándo pasó el Caribe del mar a la geografía imprecisa de las masas de tierras que lo rodean? Comparada con tres denominaciones: Caribe insular, Caribe geopolítico y cuenca del Caribe, la expresión Caribe cultural posee la amplitud suficiente para abarcar a Afro-América Central.

A continuación nos presenta en primera instancia un panorama histórico de la palabra “Caribe”.

“La primera traducción de la palabra caribe a un idioma europeo se remonta a 1492. En el diario de su primer viaje a América, el genovés Cristóbal Colón tomó nota de unos “caribes” o “caníbales”, siempre al este de los arahuacos antillanos que le daban las noticias. En el transcurso de ése y del segundo viaje al año siguiente, Colón identificó a los “caribes” como habitantes antropófagos de lo que hoy llamamos Antillas Menores y otras partes de ese “Nuevo Mundo”.

Hoy vemos que, comenzando por el propio Colón, los europeos bautizaron con el nombre de “caribes” a los aborígenes que resistieron la conquista de sus tierras ancestrales en las Antillas. Luego les sumaron otros amerindios a quienes querían “rescatar para la evangelización, léase esclavizar en sus minas, pesquerías de perlas y siembras”. La reacción española ante la resistencia de los ayayanos (Habitantes de la isla Ay-Ay, conocida ahora como Santa Cruz), resume el primer destino histórico de la palabra caribe: nativo rebelde o esclavizado.

Para los hispanoamericanos el Caribe es ese mar de conquista y pillaje, luego de piratas, corsarios y contrabandistas y, finalmente de escenario secundario de sus guerras de independencia.

El Caribe, en tanto denominación de una región geográfica, es un invento del siglo XX. Esta invención arranca precisamente de la transición en nuestra región de la hegemonía europea a la estadounidense.

Gaztambide-Géigel explica las tres principales tendencias en que se han agrupado las definiciones del Caribe como región geográfica y un poco de su historia, centrando el estudio en el manejo del término en el siglo XX y en la base geopolítica de las tendencias. Éstas son:

a) El Caribe insular o “etnohistórico”

Sinónimo de las Antillas o de las West Indies, por lo que suele incluir a las Guyanas y a Belice, y pude llegar hasta las Bahamas y Bermuda. Esta acepción es la más utilizada en la historiografía y otros estudios sobre la región porque es la única que coincide con los usos más antiguos, y con las identidades internacionales internas de la región. Además pone el énfasis en la experiencia de la plantación azucarera esclavista. El Caribe antillano viene de las luchas independentistas en lo que quedó de Antillas españolas: Cuba y Puerto Rico luchando por la abolición de la esclavitud; República Dominicana, por su liberación de Haití, y luego todos frente a España.

b) El Caribe geopolítico

Se refiere al Caribe insular, América Central y Panamá, sobre todo después de 1945; hasta entonces, eran las repúblicas antillanas y América Central, incluyendo a Panamá. Ésta es la más utilizada en la historiografía y otros estudios sobre las relaciones con los Estados Unidos. Esta tendencia es la única engendrada exclusivamente en los Estados Unidos y es tan antigua como el imperialismo intervensionista.

c) La cuenca del Caribe o Caribe “tercermundista”

A los Caribes anteriores, éste añade a Venezuela y por lo menos parte de Colombia y de México. Ésta es la tendencia más reciente. Se popularizó con la contraofensiva estadounidense cuyo garrote se blandió contra Cuba desde 1979 y cuya zanahoria bautizó como “Iniciativa de la Cuenca del Caribe” el presidente Ronald Reagen en 1983. Se trataba realmente de un Caribe geopolítico que excluía a países como Cuba y Nicaragua.

La designación de “tercermundista” responde a lo que hayan asumido algunas élites, sobre todo de las “potencias regionales”, México, Colombia y Venezuela, desde la Segunda Guerra Mundial. Es decir, las élites dominantes de esos países quieren acercarse a Caribe por sus propias aspiraciones geopolíticas; incorporan además de la geopolítica de la hegemonía, la geopolítica de la resistencia latinoamericana.

Y finalmente añade el Caribe cultural o Afro-América Central. ¿Qué tienen de común todas las formaciones sociales bañadas por el mar Caribe y las demás incluidas por virtud de la historia, la geopolítica o la conveniencia metodológica de algunos investigadores? Se puede considerar el Caribe como las partes de Afro-América o de la América de las plantaciones, que incluye el sur de los Estados Unidos, el Caribe insular, Brasil y todos aquello lugares donde prevaleció la plantación* como organización socio-económica predominante. Esta sería, entonces, la única definición estrictamente intelectual del Caribe. Lo que tienen en común todos estos Caribes tan diversos y contradictorios, debemos centrarnos en la plantación*.
* Plantación: propiedad dedicada al cultivo de productos tropicales para la exportación con mano de obra esclava, compuesta mayormente por esclavos africanos o descendientes de ellos, y a partir del siglo XIX, después de la abolición de la esclavitud, incluyera también peones criollos, mulatos y mestizos y asiáticos importados. La plantación caribeña contemporánea, incluye tanto las centrales azucareras y sus contornos como los latifundios bananeros, las maquilas y las grandes cadenas hoteleras.
La identidad etnocultural mestiza, pero marcadamente afroamericana, fraguada en esas plantaciones puede ser la base de un consenso metodológico, pues coincidiría con experiencias y proyectos de la región. El Caribe-cultural, por lo tanto, es todo lo que queda entre el sur de los Estados Unidos y el norte de Brasil: un Afro-América Central.

 Socorro Ramírez, Politóloga e internacionalista del Instituto de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, Universidad Nacional de Colombia. “El Gran Caribe: ¿estrategias aisladas, opuestas o convergentes?

Nos plantea la internacionalista Ramírez que desde mediados de los años noventa se ha comenzado a denominar Gran Caribe a la amplia cuenca geográfica que va desde México hasta la Guyana Francesa y que comprende las islas. Todo el istmo centroamericano y los países continentales de Sudamérica que tienen costa sobre este mar. Esta denominación, que no incluye las costas estadounidenses, permite distinguir la región tanto del Caribe insular como de la denominada Cuenca del Caribe, que, en la versión estadounidense, tenía un claro sesgo ideológico.

La idea de conformar un Gran Caribe surge en el contexto histórico creado por los vacíos e imperativos que marcan la actual situación de la región y sus perspectivas. Negativamente, nace del doble vacío dejado por la transformación del antiguo colonialismo y por la desaparición del significado geopolítico que, a lo largo de la Guerra Fría, le dieron especial importancia al Caribe insular y a Centroamérica respectivamente. De manera positiva, obedece dos imperativos que determinan las posibilidades actuales y futuras de las islas, el istmo y también de los países costeros: los procesos de globalización en curso y la presencia hegemónica de los Estados Unidos.

 Gerhard Sandner. “Estructuración espacio-política-geográfica y geopolítica en la región Caribe, 1983”

“La Región Caribe es América Latina, Angloamérica, Europa y África a la vez, pero nada de esto en forma directa o inmediata, sino porque con diferencias históricas o regionales considerables en cuanto al cuño del contexto respectivo. Es difícil delimitar al Caribe. Detrás de las diferentes delimitaciones y definiciones que actualmente se usan, aparecen perspectivas e intereses muy diferentes. Estas tentativas se pueden clasificar en tres grupos:

1. Importancia de la plantación colonial y capitalista, la denominación externa de tipo colonial con sus mutaciones y sus cambios históricos o elementos de cultura material y espiritual en las sociedades fundamentalmente pluralistas.
2. “Commonwealt Caribbean”, es decir las antiguas colonias británicas.
3. Concepto de una gradación de áreas definidas según la identidad de orientación o “envoltura caribe”. Leslie Manigat distingue:
– Una subregión central definida por “Clear Caribbean Identity”: las islas, Belice y las tres Guyanas;
– Una región más amplia de “Common Caribbean Appartenance”, que incluye América Central, Colombia y Venezuela;
– “Specific Caribbean Involvement”, México, los Estados Unidos, Brasil, Francia, Inglaterra, Holanda y
– en forma más extensa con “General Caribbean Interest”, incluyendo Japón y algunos países africanos”.

 Andrés Serbin, investigador. “Percepciones mutuas y relaciones actuales”, 1990.

El Caribe anglófono aparece como un conjunto de Estados predominantemente insulares (con excepción de Guyana y de Belice) de reducido tamaño territorial y restringida población. Por su parte, los Estados latinoamericanos, tanto insulares como continentales, presentan magnitudes territoriales y demográficas más significativas. Ambos Caribes se diferencian en la existencia de características culturales, sociales, políticas y económicas distintivas:

1. Diferencias lingüísticas y tradiciones culturales e intelectuales distintivas. En América Latina ha persistido, junto con la lengua española, la tradición hispana ligada a la Iglesia Católica. En cambio, en el Caribe de habla inglesa ha persistido una vinculación cultural e intelectual con Gran Bretaña, y más recientemente, con Estados Unidos, que remite a la tradición y a los estilos cognitivos anglosajones.
2. Sistema de estratificación sociorracial e identidades etnorraciales diferenciadas por matrices coloniales distintas. En América Latina un sistema de estratificación social básicamente asociado a la existencia de clases y niveles sociales, y a ideologías nacionales que predominantemente revalidan el carácter mestizo de sus poblaciones a partir de la mayor o menor mezcla de indígena, europeos de distinto origen y africanos. En el Caribe anglófono, se ha ido decantando un sistema de estratificación sociorracial que enfatiza en el origen étnico y los rasgos raciales de su población en el marco de ideologías nacionales que subrayan una identidad afro-caribeña, no obstante la existencia de otros grupos étnicos como chinos, javaneses y europeos.
3. Sistemas y culturas políticas diferenciadas y consolidadas en períodos históricos distintos. Los Estados latinoamericanos presentan economías relativamente diversificadas y de un potencial endógeno de crecimiento más significativo. Las economías anglófonas, desarrolladas a partir de la economía de plantación, se presentan como poco diversificadas, particularmente abiertas y vulnerables frente a factores económicos externos.

 Jean Stubbs. University of North London. “Reflexiones acerca del Gran Caribe. Identidades múltiples en el mundo del Atlántico”

“El Gran Caribe podría ser definido según su organización, pero también por su geografía, geopolítica, historia, cultura, idioma e identidad. El término caribe, según se aplica a la región, fue un invento de los Estados Unidos en su expansión hacia el sur a finales del siglo XIX, pero materializado en la Iniciativa de la Cuenca del Caribe de los años 80. (Gatzambide-Geigel, 2000). La perspectiva de “cuenca” ha sido apropiada por el tercer mundo y el Caribe. De esta manera, la noción de Caribe ha sido y sigue siendo, redefinida y reinterpretada dependiendo de fuerzas externas e internas. Esto es lo que sucede ahora con la creciente importancia de las diásporas del Caribe, a tal punto que el Caribe es visto como una transnacional, más allá de su relación colonial y postcolonial”

 Ester Lozano de Rey. “Colombia es Caribe”

La autora nos dice que definir el Caribe, o cuenca del Caribe, o Gran Caribe en el contexto de la geopolítica, ha sido una tarea que a través de los tiempos ha pretendido enmarcar la diversidad de esa región bajo los numerosos aspectos de su esencia como naciones. Nos referimos unas veces al Caribe anglófono, al Caribe francófono, al Caribe hispano, etc.

Varias definiciones han sido planteadas. Van desde la de Estados Unidos, basada en criterios estratégicos, la cual es formulada a partir del estado de Florida, con el conjunto del Caribe insular, los países centroamericanos y las tres Guayanas, pasando por la denominación de West Indies, la cual restringe a la región a los Estados y territorios insulares, con base en la configuración histórica común basada en los procesos de colonización, hasta las siglas en el presente, cuando buscando su integración, los países de la región hacen presencia en su política multilateral en los principales foros de concertación hemisféricos, agrupados como la Comunidad del Caribe – CARICOM- y la Asociación de Estados del Caribe –AEC- entre otras.

La heterogeneidad de la región es evidente. Involucra 38 territorios insulares y países continentales de gran diversidad idiomática: español, francés, inglés, holandés, patois, cróele, papiamento; con más de seis religiones: católica, musulmana, hinduista, protestante, episcopal, vudú, entre otras; múltiples etnias: negros, mestizos, blancos, hindúes, etc.; a más de que en tamaño territorial, número de pobladores e ingreso per cápita, también existen enormes desigualdades. Por ejemplo, mientras el territorio de México cubre 1.958.201 Km2 y el de Colombia 1.141.748 Km2, el de Bermudas apenas alcanza 54 Km2. Contrastan también los 98.831.000 habitantes de México con los apenas 9000 de Anguila.

 Andrés Bansart, profesor Universidad Simón Bolívar, Caracas. “¿Identidad o identidades culturales en el Caribe?

La región se va definiendo con respecto a otras regiones de las Américas o del mundo. ¿Cómo definir este Caribe? ¿Cómo archipiélago mediterráneo en las Américas? ¿Cómo el archipiélago con las costas étnicamente parecidas a las de Colombia o Venezuela? o ¿cómo el “Gran Caribe”, la gran cuenca de este mar mediterráneo? Mejor no responder a estas preguntas para dejar a cada caribeño, a cada ser individual o colectivo, contestarlas (o ir respondiendo) desde sus YO y sus OTROS, desde sus ayer y sus ahoras, también desde sus proyectos de desarrollo.

Una sola respuesta podría plantearse como un acto de fe: frente al pensamiento que se quiere único, frente a una potencia económica que quisiera ser una gran holding planetario, frente a una fuerza político-militar que decidiría imponerse al resto del planeta el Caribe rico de sus identidades múltiples seguirá siendo una respuesta cimarrona y una esperanza de diversidades, imaginaciones y reflorecimientos.

 Norman Girvan. “Reinterpretar el Caribe” University of the West Indies. Revitsa Mexicana del Carine No. 7, 2000

En el artículo Girvan analiza la manera en que la noción de Caribe ha sido -y está siendo- redefinida y reinterpretada, en función del interés por ofrecer respuestas a las influencias externas y a los procesos internos. Una posición apropiada es sostener que no hay una definición “precisa” o consumada; la definición del Caribe podría fundamentarse en el idioma y la identidad, en la geografía, en la historia y la cultura, en la geopolítica, en la geoeconomía o incluso en la pertenencia a un organismo regional. El Caribe del mañana no será exclusivamente una concepción anglófona o hispánica; y no estará atado exclusivamente a un espacio geográfico o a una definición. Será una comunidad que comparta intereses y estrategias económicas, sociales y políticas, con la inclusión de diferentes idiomas y expresiones culturales.

¿Qué se entiende por Caribe? La respuesta con frecuencia tiene que ver con la perspectiva que se adopte y el contexto en que se presente. En la región, los anglófonos acostumbran hablar y pensar acerca del Caribe refiriéndose a las islas de habla inglesa o a los estados miembros de la Comunidad del Caribe (CARICOM). Algunas veces la frase “the wider Caribbean” es empleada para aludir, en realidad, a “los otros”. En la bibliografía hispánica, El Caribe suele aludir a las islas donde se habla español solamente, o a Las Antillas ¾toda la cadena de islas. No hace mucho se comenzó a distinguir entre El Caribe insular ¾las islas¾ y El Gran Caribe (Greater Caribbean) o la cuenca completa. Entre los académicos, “el Caribe” es una categoría socio-histórica que nombra a una zona cultural caracterizada por el legado esclavista y el sistema de plantación. Comprende las islas y partes contiguas de tierra continental y puede extenderse hasta incluir la diáspora caribeña allende al mar. Como anota un académico, existen en realidad muchos Caribes (Gaztambide-Geigel, 1996, 84).

Tal diversidad se refleja en la composición de las organizaciones regionales. CARICOM nació como un grupo de estados anglófonos principalmente, aunque recientemente incluyó a Surinam y procura incorporar a Haití. CARIFORUM está conformado por las entidades caribeñas firmantes de la Convención de Lomé, e incluye a CARICOM, Haití y la República Dominicana. La Asociación de Estados del Caribe (AEC) reúne a estados de toda la cuenca. La mayoría de los territorios coloniales en el Caribe no pertenecen a CARICOM, CARIFORUM o a la AEC; sin embargo, muchos son miembros del Comité de Cooperación y Desarrollo Caribeño (CCDC) de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). La CCDC excluye a gran parte de los Estados de la cuenca; la membresía se corresponde rígidamente con la pertenencia al Caribe insular.

En resumen, la definición del Caribe podría fundamentarse en el idioma y la identidad, en la geografía, en la historia y la cultura, en la geopolítica, en la geoeconomía o incluso en la pertenencia a un organismo regional. El término en sí mismo tiene una peculiar historia. Se originó en la intención de los soldados españoles por descalificar a los aborígenes que se resistían a la conquista. Los caribes fueron acusados de caníbales y, por tanto, indignos de compasión. Gaztambide-Geigel (1996, 76, 83) ha mostrado que el nombre de Caribe comenzó a ser usado para denominar a la región al final del siglo XIX, en el contexto de la expansión estadounidense hacia la frontera sur. Expresiones posteriores de tal denominación fueron la Comisión Anglo-Americana del Caribe (organizada en 1942, y conocida después como Comisión del Caribe) y la Iniciativa de la Cuenca del Caribe, impulsada por el presidente Ronald Reagan en la década de 1980. De modo que tanto el nombre como su aplicación posterior a una zona geográfica fueron invenciones de los poderes imperiales.

Lo que resulta significativo son las redefiniciones subsecuentes del concepto Caribe, elaboradas por académicos de la región como expresiones de resistencia intelectual y política. Esto fue particularmente notable en el caso del New World Group, que surgió en el Caribe anglófono durante la década de 1960. Guiada por las ideas del antropólogo estadounidense Charles Wagley y forjada en los primeros trabajos de los nacionalistas radicales C. L. R. James (1938) [1] y Eric Williams (1944, 1970), [2] el grupo presentó una visión del Caribe como parte integrante de la “plantación americana”. Las similitudes en cuanto a historia y cultura fueron destacadas para contrarrestar las diferencias en lenguaje o influencia colonial. En palabras de Best:

Es cierto que [el Caribe] incluye las Antillas ¾Mayores y Menores¾ y las Guyanas… Pero muchas veces el Caribe también incluye el litoral que rodea nuestro mar…, lo que estamos tratando de abarcar en nuestro esquema es el fundamento cultural, social, político y económico de la “plantación de azúcar”, variante del pensamiento colonial (Best, 1971, 7). [3]

Para Best esta definición resultó básica en el intento de fijar un vínculo entre la reflexión intelectual y la libertad caribeña. Existe un paralelismo entre la posición asumida por el antropólogo haitiano Jean Casimir (1991, 75-77) y el historiador puertorriqueño Gaztambide-Geigel (1996, 90-92). Este último considera al Caribe como parte de Afro-América Central, y señala que tal nombre procede de una concepción etnohistórica de la región.

La visión regional del Caribe no se limita a la perspectiva etnohistórica. Como muestra de resistencia, la noción de “cuenca”, del poder imperial, ha sido invertida por algunos. La visión con que Gaztambide-Geigel caracteriza al tercermundismo tiene antecedentes, al menos, desde la década de 1940 y ha sido revitalizada por las élites de México, Colombia y Venezuela, mediante el llamado Grupo de los Tres (G3). Más tarde esa visión se consolida con el nacimiento de la AEC y del Foro de la Sociedad Civil de El Gran Caribe, una organización no gubernamental. Sin embargo, se entiende que esas organizaciones tienen como objetivo enfatizar la cooperación y fomentar intereses comunes; cualquier expresión antihegemónica, en caso de presentarse, no se plantea de manera explícita.

Por lo tanto, la noción de Caribe ha sido -y está siendo- continuamente redefinida y reinterpretada, en función del interés por ofrecer respuestas a las influencias externas y a los procesos internos. Una posición apropiada es sostener que no hay una definición “precisa” o consumada; el contenido depende más bien del contexto, pero ello debe especificarse con claridad cuando se emplee con propósitos descriptivos o analíticos (ver por ejemplo la Tabla 1). Desde el punto de vista conceptual resulta útil distinguir dos variantes: el Caribe insular (una categoría sociohistórica más que geográfica, que incluye las islas, las tres Guyanas y Belice) y el Gran Caribe (la cuenca). Desde el punto de vista de los organismos regionales, es necesario distinguir el Caribe de CARICOM, el de CARIFORUM y el de AEC. En el nivel cultural, la creciente importancia de la diáspora del Caribe insular hacia Norteamérica y Europa ha sido reconocida, así que el Caribe no es sólo multilingüe, también es trasnacional.

Tabla 1. Los Caribes
Nombre Cobertura Principios Organismos
La Cuenca del Caribe
(Estados Unidos) Continente e islas Geopolítico/ hegemónico ICC
El Gran Caribe 1
(Greater Caribbean) Continente e islas Geoeconómico/ cooperación AEC
El Gran Caribe 2
(Greater Caribbean) Continente e islas Geosocial/ anti-hegemónico, nacionalista CRIES, Foro Civil
Plantación Caribeña o “Afro-América Central” Islas, las tres Guyanas y “el Caribe” / comunidades negras en tierra continental Etnohistórico / anti-hegemónico AECA
Insular o Isla caribeña Islas, las tres Guyanas y Belice Etnohistórico CCDC, AE, CCD
Caribe de CARICOM Estados anglófonos, Surinam, Montserrat Cooperación económica, fuertes lazos culturales y lingüísticos CARICOM
Caribe de GPACP CARICOM, República Dominicana, Haití Neocolonial / negociación, en transición CARIFORUM

SIGLAS:
AE Asociación de Economistas del Caribe.
GPACP Grupo de países africanos, caribeños y del Pacífico signatarios de la Convención de Lomé con la Unión Europea (UE).
CARICOM Comunidad del Caribe. Sus miembros son 13 Estados anglófonos, Surinam y Montserrat, un territorio dependiente de Inglaterra. Haití ha sido admitido en principio, pero el trámite aún no ha concluido.
CARIFORUM Miembros caribeños del GPACP. Los miembros son el CARICOM, la República Dominicana y Haití.
AEC Asociación de Estados del Caribe. Todos los miembros son Estados de El Gran Caribe, más tres territorios franceses ultramarinos (no ratificados como miembros asociados).
ICC Iniciativa de la Cuenca del Caribe
CCDC Comité Caribeño de Desarrollo y Cooperación de la CEPAL (Comisión Económica para América y el Caribe). Todos los Estados miembros pertenecen al Caribe insular únicamente más los territorios ultramarinos de Holanda y Estados Unidos, así como tres territorios dependientes de Inglaterra
Foro Civil Foro de la Sociedad Civil de El Gran Caribe.
CCD Centro Caribeño de Desarrollo, un conglomerado de organizaciones no gubernamentales del Caribe insular.
CRIES Coordinación Regional de Investigación Económica y Social, una red de centros de investigación ligados a organizaciones no gubernamentales.
AECA Asociación de Estudios del Caribe

TABLA 2. ESTADÍSTICAS BÁSICAS DEL GRAN CARIBE

Población miles
Área
Km2
Densidad Pers/Km2
PIB 1995 per cápita
PIB 1995 US$Mn.
Independencia (año)
Idioma
México 90,100 1,967,183 46 2,775 250,038 1810 Español
Venezuela 21,852 916,445 24 3,433 75,016 1811 Español
Colombia 35,900 1,141,748 31 2,120 76,112 1810 Español
G-3 147,852 4,025,376 37 2,713 401,166
Costa Rica 3,424 51,000 67 2,697 9,233 1821 Español
El Salvador 5,662 21,040 269 1,673 9,471 1821 Español
Guatemala 10,621 108,889 98 1,364 14,489 1821 Español
Honduras 5,654 112,080 50 696 3,937 1821 Español
Nicaragua 4,124 130,700 32 464 1,913 1821 Español
Panamá 2,622 75,517 35 2,827 7,413 1903 Español
Istmo 32,107 499,226 64 1,447 46,456
Cuba 10,964 114,525 96 1,113 12,200 1959 Español
República Dominicana 7,250 48,308 150 1,663 12,055 1844 Español
Haití 7,180 27,750 259 285 2,043 1804 Francés
Insular que no forma parte del CARICOM 25,394 190,583 133 1,036 26,298
Antigua & Barbuda 64 440 146 6,640 427 1981 Inglés
Bahamas 279 13,864 20 12,258 3,420 1973 Inglés
Barbados 264 431 613 7,120 1,883 1966 Inglés
Belice 217 22,966 9 2,696 584 1981 Inglés
Dominica 74 751 98 2,574 190 1978 Inglés
Granada 98 344 285 2,344 230 1974 Inglés
Guyana 780 216,000 4 809 631 1966 Inglés
Jamaica 2,500 11,424 219 1,762 4,406 1962 Inglés
Santa Lucia 145 616 236 3,083 448 1979 Inglés
San Kitts y Nevis 42 269 156 4,642 195 1983 Inglés
San Vincent y Grenadines 110 389 283 2,032 224 1979 Inglés
Surinam 409 163,820 2 1,066 436 1975 Holandés
Trinidad & Tobago 1,262 5,066 249 4,101 5,175 1962 Inglés
CARICOM 6,244 436,380 14 2,923 18,249
Aruba 82 188 434 16,810 1,370 Holandés
Antilles Holandesas 207 783 265 7,871 1,632 Holandés
Territorios holandeses 289 971 298 10,388 3,002
Anguilla 10 91 113 5,932 61 Inglés
Montserrat 10 102 98 5,155 52 Inglés
Islas Vírgenes Británicas 18 150 122 18,487 339 Inglés
Islas Caimán 32 260 123 28,125 900 Inglés
Islas Turks y Caicos 15 417 35 7,021 103 Inglés
Territorios británicos 85 1,020 83 17,106 1,454
Guyana francesa * 141 91,000 2 9,908 1,397 Francés
Guadalupe * 447 1,705 262 7,585 3,390 Francés
Martinica * 360 1,060 340 10,895 3,922 Francés
Departamentos franceses 948 93,765 10 9,187 8,709
Puerto Rico 3,700 9,065 408 11,450 42,364 Español
Islas Vírgenes (E.U.) 102 342 298 13,163 1,340 Inglés
Territorios de E.U. 3,802 9,407 404 11,495 43,704
Caribe Insular * * 36,762 732,126 50 2,759 101,416
El Gran Caribe 216,721 5,256,728 41 2,533 549,038
* Información PIB 1992.
** Miembros de Caricom, Cuba, República Dominicana, Haití y territorios dependientes.
Fuente: basado en información de Ceara Hatton, 1997, Anexo Tabla 1.

DEFINICIONES DEL CARIBE COLOMBIANO

 Alberto Abello. Economía y Sociedad del Caribe colombiano al finalizar el siglo XX, economista, profesor e investigador.

Geográficamente el Caribe continental está conformado por un territorio continental, un territorio insular, el archipiélago de San Andrés y Providencia, y un amplio espacio marítimo. La zona continental incluye un territorio que aparece dividido, de acuerdo al actual ordenamiento político-administrativo de Colombia, en nueve departamentos. Además de los siete departamentos en el continente tradicionalmente conocidos como costeños – Atlántico,. Bolívar, Cesar, Córdoba, La Guajira. Magdalena y Sucre-, la geografía del Caribe incluye los golfos del Darién y de Urabá cuya jurisdicción corresponde a dos departamentos, Antioquia y Chocó, que se consideran parte de otras regiones de Colombia.

En términos estrictos, el litoral continental del Caribe colombiano va entonces desde Cabo Tiburón, en la frontera con Panamá, hasta Castilletes, en la frontera con Venezuela. Actualmente, el Caribe colombiano tiene una extensión territorial de 132.288 Km2, 10% del territorio nacional, repartidos en un área continental de 132.218 Km2 y otra insular de 70Km2. La longitud de la costa sobre el Mar Caribe es de 1600 Km.; la zona económica exclusiva de Colombia en este mar es de aproximadamente 536.574 Km2.

 Francisco Avella. “Bases geohistóricas del Caribe colombiano”

La visión interna es la visión de sus propios habitantes quienes la designan como la “costa Atlántica” Esta designación revela la “desidia geográfica” mediante la cual la nación ha cedido y perdido extensos territorios en el Caribe.

El Caribe colombiano es uno de los sitios geográficamente más variados de la tierra: posee la montaña litoral más alta del mundo, 5775 metros, los tipos de vegetación más diversos, desde las zonas subdesérticas tropicales hasta bosques más húmedos en la parte baja, correspondientes a los diversos gradientes de humedad y, prácticamente, todos los climas correspondientes al gradiente de altitud. Es dueño de una de las área humedales más importantes del mundo, 320.000 hectáreas inundadas en forma permanente, y 900.000 de hectáreas que se inundan por más de seis meses, lo mismo que la isla fluvial más grande de la tierra, Mompox.

Desde el punto de vista marítimo, la cuenca del Caribe colombiano comprende unos 589.160 Km2, con unos 1330 Km. de costa, en donde se encuentran una gran variedad de ecosistema marinos tropicales que comprenden desde los estuarios del río Magdalena hasta las islas oceánicas de San Andrés y Providencia.

La parte sur del Caribe occidental ha sido asiento de culturas indígenas cuya importancia se mide por el aporte tecnológico a procesos como los de la invención de la cerámica utilitaria, la orfebrería del oro y la domesticación de la yuca (Lavallé, 1995).

Hoy parece necesario tomar una decisión: llamarla en todos los textos región Caribe, no sólo porque está bañada por el mar Caribe, sino porque la historia del Caribe le da sentido a la historia de los pueblos que la habitan. Sus raíces hay que encontrarlas en el contexto más amplio del Caribe. El Caribe colombiano está mucho más ligado cultural, ideológica y socialmente al Gran Caribe que a Bogotá”.

BASES GEOHISTORICAS DEL CARIBE COLOMBIANO. Avella, Francisco. 2000. En: Revista Aguaita No. 3. Observatorio del Caribe colombiano, Cartagena de Indias, pag. 26 a 32.

El objeto de este artículo es simple: mostrar como primera parte y muy rápidamente, por debajo de la visión que cada cual puede tener del Caribe colombiano de que ideas está tejido, qué hilos lo componen, de qué está hecho, es decir su contenido. Como segunda parte, mostrar menos rápidamente como está tejido, es decir mostrar su “forma”. Y como tercera y última parte, mostrar rápidamente y en forma hipotética cuál sería desde el punto de vista de la geohistoria su estructuración no en el sentido de las partes que lo componen sino de las relaciones que hacen que, por una parte, pertenezca a:
* Un país de 4 esquinas (amazónica, orinocense, pacífica y caribe), que la Universidad Nacional busca entender a través de sus sedes de Leticia, Arauca, Tumaco, que aún no ha iniciado, y la de San Andrés que se creó en 1966, pero que sólo lleva dos años de actividades permanentes, y por la otra
* A la cuenca del Gran Caribe, tal vez el más grande crisol de culturas del planeta, y el mixer cultural más importante de la historia, pues todo lo que ingresa a su territorio, lo integra, lo vuelve suyo, lo vuelve Caribe, desde la economía y la política, hasta la música, (me gusta más el “Let´s be” de Celia Cruz que el de los mismos Beatles), así haya tenido como origen Europa, África o Asia, o la región Andina, como en mi caso personal.

¿Qué es el Caribe?

Oruno Lara (1998:3), el más importante “caribólogo” (no sé si exista esta profesión) francés escribía: “Hoy tenemos las mismas dificultades a circunscribir el Caribe que tuvo Fernand Braudel (1964) para delimitar el Mediterráneo en la época de Felipe II…el Caribe es un personaje complejo que escapa a nuestras medidas y a nuestras categorías….Personaje que no se puede definir con nuestras normas habituales”. Y podríamos agregar que no se puede entender con la racionalidad con la que otros buscan explicar Europa, por ejemplo. (Levy, 1997:3)

¿Qué es lo que se llama Caribe a través de la historia?

El Caribe ante todo es uno de los grandes problemas filosóficos modernos. Su ”descubrimiento”, o, mejor, su encuentro fue una equivocación. Colón buscaba las Indias Orientales y encontró lo que hoy llamamos las Indias Occidentales, y, de paso, un continente llamado posteriormente “América”, con el nombre de su cartógrafo, y no “Colombia” por el de su descubridor.

De este encuentro, nace un personaje central: el “otro”, que junto con el “individuo” constituyen los pilares de la “modernidad”. De aquí que el principio de “alteridad”, o sea la creación del “otro”, haya sido pensado convenientemente para no tener que sojuzgar al “prójimo” al igual que a sí mismo. Pues hasta ese momento se creía que todos los pueblos creados por Dios ya estaban reseñados en la Biblia.

Colón encuentra, de pronto, otros hombres, “pobres y desnudos”, sin lugar en la creación bíblica, pero cuya generosidad lo impresionó hasta el punto de creer que podría convencerlos “por el amor y la amistad y no por la fuerza” (Fergusson, 1999:12). Creyendo haber encontrado el paraíso perdido, Colón regresa, pero Europa cambia rápidamente el esquema de su pensamiento: aparece el monopolio de decidir sobre el destino de la humanidad, de definir quiénes eran los “otros” (“los descubiertos”), y quienes seguían siendo los “mismos” (los que aparecían en el relato bíblico).

De este modo, se afirma la existencia de alguien que es diferente pero que al mismo tiempo es tan parecido, tan igual que puede ser “el mismo” dependiendo de donde se sitúe el “yo”, el que juzga, como observador o como observado (Hartog, 1980). Es en ese juego especular, en el que las imágenes se miran ellas mismas como a través de espejos, que ha quedado atrapado desde ese entonces el pensamiento eurocentrista (Todorov, 1982), que tiene su expresión más reciente en el avance de los partidos de extrema derecha.

Pero como en todo paraíso el pecado original existe, por definición, los divulgadores de la “invasión” para unos, y del “descubrimiento” para otros, descubrieron que “el otro” no sólo era un salvaje sino que era “caníbal”. De aquí todas las variaciones que de “khan”, como el emperador de la China, a cuyas tierras Colón creía haber llegado, o de “can” como perro, o de “cariba”, con la connotación de comedor de carne, se orientaron a producir en la imaginación europea un ser antropófago, lascivo, que engendraba hijos, que luego devoraba (Lestringant, 1996).

Luego, a partir de estas imágenes, se justificaba que este salvaje fuera redimido por la esclavitud. Desde que la reina Isabel la Católica autorizó esclavizarlos en 1505, prácticamente en todos los demás sitios donde los indígenas fueron declarados “caribes” se les acusó de las mismas atrocidades (Ibid).

Este parece ser el origen de la palabra usada para llamar “mar de los Caribes” al mar semicerrado que está entre el arco de las Antillas y el continente americano, que es el núcleo que estructura lo que hoy se llama “el Gran Caribe”, que incluye no sólo la cuenca de dicho mar, sino su entorno exterior. Algunos incluyen hasta el nordeste del Brasil, la desembocadura del Amazonas y el Orinoco que constituye el territorio original de donde el grupo de lengua “karaib” se dispersó a través de las Antillas Menores, y de quienes Colón escuchó hablar en su primer viaje, bien al norte, en lo que hoy son las Bahamas.

Durante la colonización que siguió al descubrimiento, el Caribe pasó a ser uno de los factores fundamentales en el proceso de acumulación en Europa. Fue la llave de oro de América. Oro que no sólo sirvió para dar vano esplendor al imperio español sino también para pagar sus deudas con las casas de comercio y de préstamo hanseáticas, lo que causó su decadencia finalmente.

Fue también el campo de experimentación de la economía de plantación impuesta por los imperios inglés, francés y holandés, y los procesos asociados a su explotación: reemplazo y destrucción de la mano de obra indígena, en su gran mayoría cambiada por la esclava, traslado masivo de poblaciones del África, mestizaje asociados a la colonización española que marcaría su destino para siempre.

Después de la gran importancia que tuvo en el siglo XIX con las perspectivas de apertura del Canal de Panamá por los franceses y luego con la apertura real por los americanos en el siglo XX, el Caribe se convirtió en el centro geopolítico en donde los Estados Unidos implantaron su hegemonía desde la Segunda Guerra Mundial a través de un sistema de bases estratégicas, que tuvo su coyuntura más álgida con la instalación de misiles en Cuba, un país que había cambiado de campo político con la Revolución, haciendo evidente el conflicto este-oeste a 90 millas de los Estados Unidos.

En los años 70, frente al ímpetu con el que el “Área Pacífica” entra a la historia después del triunfo industrial de Japón y de los nuevos “dragones industriales” de la cuenca (Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong, Singapur), el Caribe cede su importancia estratégica, y pasa a ser un área secundaria en el juego geo-político y comercial internacional, hasta el punto de que algunos autores empiezan a estudiar su situación futura en el “siglo del Pacífico” (Brabevoy-Wagner, 1993)

Con la caída del Muro de Berlín y los demás procesos de distensión que conducen a conformar hoy un mundo unipolar, el Caribe se convierte en el Mediterráneo de los americanos (Musset, 1994:1), o más comúnmente en el patio trasero de Estados Unidos.

Hoy el Canal de Panamá perdió importancia estratégica, por lo cual es devuelto a los panameños. Ahora resulta más barato transportar la carga hacia Europa a través de los ferrocarriles y los oleoductos norteamericanos. Y la situación política ya no se analiza en términos de un conflicto bélico, sino de acuerdo con la capacidad competitiva de los países en el mercado mundial. En este contexto, el Caribe entra al tercer milenio.

¿Cuál es su destino?

El Caribe no sólo está formado por las ideas, a partir de las cuales la historia lo ha modelado. Esta historia tejida con los hilos de la historia de sus diferentes regiones, que le han conferido un sentido, que identifica en la diversidad, que expresa una pertenencia que representa a los habitantes de esta parte de la tierra en el resto del mundo. Este lugar, como el Mediterráneo de Braudel, no sólo une por la historia sino que separa por las distancias, el aislamiento y la insularidad, aunque, al fin y al cabo, el mar es capaz de unirlo todo.

¿Qué es lo que se llama Caribe desde el punto de vista geográfico?

Gerard Sandner (1982:8-16), el mejor “caribólogo”, anotaba que “a las variaciones históricas y conceptuales en la terminología del Caribe, corresponden a las variaciones y delimitaciones que reflejan diferencias fundamentales en los conceptos básicos de la definición de “Área Caribe” o “Región Caribe”.

Diferenciando cuatro grupos de acuerdo con la tradición de la geografía regional, a indicadores culturales, históricos y socioeconómicos, como el “Rimland” insular euroafricano y el “Mainland” continental euroindio, a las delimitaciones de las fronteras de países y estratos, y finalmente a criterios etnohistóricos que reflejan una “identidad caribe”, como la de Manigat (1976).

Sandner muestra con este ejercicio que “el problema de la delimitación y la definición del Caribe aparece como un rito inicial en todos los estudios que se dedican a esta región” (Ibid, p. 9). Pero lo que expresa cada mapa, en el fondo, son los intereses de quien fabrica las cartas, hasta el punto en que, como dice Manigat: “Definiciones competitivas y conflictivas reflejan intereses competitivos e ideologías en conflictos, así que bien podríamos decir: dígame cuál es su definición en el Caribe y le diré cuál es su definición en política” (Ibid).

El más reciente “caribólogo” inglés, James Ferguson (1999), señala en su libro “La historia del pueblo Caribe”, que las Indias Occidentales, las Antillas, son “diferentes nombres para una misma región, que reflejan diferentes percepciones y mitos…En este libro he tratado de estudiar la región como un todo, mirando no sólo lo que separa las agrupaciones de las diferentes islas, sino lo que tienen en común histórica y culturalmente”.

La consecuencia es que la presencia del Caribe continental, la de los pueblos que desde Miami, bordeando el Golfo de México hasta las Guayanas (habitando una región que comprende tanto el Caribe como mar interior, como la cuenca de su borde exterior) no tienen historia. No son parte del “Carribbean People” y el libro no hace una sola alusión a su existencia. Lo que refleja, evidentemente percepciones puesto que para este autor, originario de la isla de Inglaterra, el pueblo caribe es exclusivamente el mundo insular.

¿Qué es lo que se llama Caribe colombiano?

Queremos hacer énfasis en que por encima de la visión que cada cual pueda tener del Caribe lo que se quiere mostrar es simplemente. Cuál es su sentido. Para evitar una larga disertación académica, se ha preferido citar algunos ejemplos de las maneras cómo las visiones geográficas han contribuido a formar el Caribe colombiano.

La primera visión, que se ha llamado interna, es la que tienen sus propios habitantes sobre su región, lo que designan como “Costa Atlántica”. Se ha tomado a propósito para señalar la “desidia geográfica” por la cual la Nación ha cedido y perdido extensos territorios en el Caribe y que, de no superarla, va a continuar perdiendo.

Y también para mostrar como uno de los logros más importantes en el proceso de regionalización de Colombia, el artículo 7 de las reformas a la Constitución de 1886, que crea los Consejos de Planeación con sus respectivos Consejos Regionales llamados Corpes, o sea la primera posibilidad de que las regiones existieran legalmente se hizo inducida por un error geográfico. Un error que no se puede achacar a la costumbre como algunos pretenden, sino a la falta de visión hacia fuera que caracteriza al país, pues desde 1773 los ingleses lo registraban así en sus cartas. Y, por lo menos, a partir de la independencia, se sabe que Colombia no está bañada por el Océano Atlántico, sino por el Mar Caribe o de las Antillas, como aún insisten en llamarlo los franceses.

Este error ha sido corregido por el Instituto Geográfico Agustín Codazzi, IGAC; (1995) desde la edición de las últimas cartas en 1995, afortunadamente, no sólo por el cambio de nombre, sino porque por primera vez aparece el Caribe insular como parte del territorio nacional: ya no aparecen las islas de San Andrés y Providencia, en Urabá, en La Guajira, o en la Amazonía, donde quedara un campo para incluirlas en un mapa en donde parecían no caber, no porque nadie las quisiera sino por problemas de escala.

Por el Corpes Costa Atlántica, que en la edición del interesante Mapa Cultural del Caribe colombiano (1993), hubiera podido aclararlo, pero dejó pasar la oportunidad por falta de conciencia sobre el Caribe. De paso, hay que decir que el libro tampoco enfatiza en el contexto más amplio al que pertenece Colombia. Sólo se menciona que: “En Colombia se hace cada día más necesario afinar el conocimiento de su cultura a partir de sus regiones y de su vínculo con el contexto latinoamericano” (p.17). De resto, el Caribe aparece más como una localización que como un contexto, más como algo que contiene una región, que como algo que la forma, la identifica y le da sentido.

Visión externa

Una visión externa sobre la región es la de Jacques Gilard (1984), uno de los mejores “caribólogos” franceses, (ya casi estamos seguros que sino existe la profesión si existe el oficio de caribólogo), en su monumental tesis de geografía cultural, la más importante que se haya escrito sobre una región en América, titulada “García Márquez y el grupo de Barranquilla”, plantea que para entender a García Márquez era necesario tomar en consideración el mundo de donde había salido. Gilard señala que “hemos dicho que él se comporta como un hombre de la Costa (Atlántica), región de la cual hemos señalado ciertas particularidades, al menos para establecer un contraste con el interior andino de Colombia. Además hemos señalado ese rasgo fundamental de un escritor que sin dejar de ser colombiano, se define en función de la cultura caribe. Aquí hay el signo de una mutación la cual no se ha tenido en cuenta: García Márquez, en un cierto momento, cometía una transgresión” (p. 4, Tomo III).

¿Cuál es la transgresión? Según Gilard, la transgresión consiste en que García Márquez, sin dejar de ser colombiano, pasó a pensar como caribe, no sólo como costeño. Esta interpretación particular de su trabajo, que no es explícita, es la que permite demostrar la hipótesis con un inmenso acervo documental, de que la universalidad del escritor se gana más a partir de una visión del Caribe que de cualquier otra visión. Sin embargo, a pesar de las dos mil páginas de la tesis de Gilard, en el capítulo de la Literatura Caribe de la “Enciclopedia Universalis”, García Márquez no figura como uno de los premios nóbeles caribeños.

¿Qué es lo que se llama Caribe colombiano en este siglo?

Eduardo Posada Carbó (1998) en su libro sobre la historia regional de la Costa Caribe colombiana (1870-1950) escribe que: “El Caribe colombiano es conocido indistintamente como el litoral, la costa atlántica, y la costa” (p. 25). Más adelante señala: “El Caribe colombiano, que para los propósitos de este trabajo se define por los límites de los antiguos estados soberanos de Bolívar y Magdalena…”

Lo que hay que señalar es que Posada Carbó trabaja magistralmente una parte del Caribe colombiano, que en 1870 estaba aún formalmente compuesto por el Archipiélago de San Andrés y Providencia, que incluía las islas Mangle (o Corn Mangle), la Miskitia, Panamá, Urabá, y la Guajira.

El historiador Alfonso Múnera, en su libro “El fracaso de la Nación: Región, Clase y Raza en el Caribe colombiano (1717-1810)”, anota: “En los albores del siglo XIX, el Caribe colombiano abarcaba en sus tres grandes provincias de Cartagena de Indias, Santa Marta y Riohacha una extensión aproximada de 150.000 kilómetros cuadrados. Sus costas se extendían a lo largo de 1.600 kilómetros desde el Golfo de Urabá hasta la península de la Guajira” (p. 55) Y, en nota al pie de la misma página, agrega: “Es muy difícil describir con exactitud el territorio de las tres provincias que conforman la región Caribe. No conozco un solo documento del siglo XVIII que contenga un estimativo aproximado de su área. Faltando esto, me he limitado a sumar la extensión de los actuales departamentos de la costa Caribe y el área de Urabá, tal y como aparecen registrados en el Instituto Codazzi, Geografía de Colombia, vol. I (Bogotá, 1984), p. 270”

En este aspecto, Múnera incluye la Guajira y Urabá, pero no hace referencia a la parte de la Nueva Granada que se extendía “…desde el Cabo Gracias a Dios hasta el río Chagres” (IGAC, 1986:22), que era más fácil de administrar desde Cartagena que desde la capitanía General de Guatemala. Tampoco incluye a Panamá que en el período era parte integral del Virreinato.

En la primera mitad del siglo XX y en el siglo XIX, el Caribe continental se empezó a llamar Costa Atlántica tanto en Centroamérica como en Suramérica. Algunas regiones de Nicaragua (los departamentos de Zelaya Norte y Sur), se llaman Atlánticas a pesar de que una universidad se llama Universidad de las Regiones Autónomas de la Costa Caribe de Nicaragua, Uracán. Lo mismo sucede actualmente en Costa Rica, Honduras y Panamá, en donde se utiliza todavía el término Costa Atlántica en las cartas oficiales.

Aunque no hay una razón precisa para saber por qué se empezó a hablar de Costa Atlántica en el caso colombiano, “la expresión “Costa Atlántica” –el nombre de un periódico publicado en Barranquilla en la década de 1880- había adquirido una connotación especial desde mediados del siglo”. (Posada Carbó, 1998:411). Y es posible que se haya utilizado desde años antes como se puede ver en algunos textos y cartas de los años de la Independencia.

En el siglo XIX, antes de la Independencia, Colombia no existía. Sin embargo, la historia patria, cuyo sentido mítico de comunidad imaginada es el de suponer que es una entidad que siempre ha existido y siempre existirá, comienza desde los pobladores originales llamándolos “los primeros colombianos” o “los primeros habitantes de Colombia”, y ahorramos las citas pues está prácticamente en todos los textos escolares.

Pero lo que si existía era el Caribe, por lo menos a partir del siglo XVI, cuando se inició la Leyenda Negra del Caribe antropófago, etc., y, expresamente, desde 1775 como se puede ver en la mayoría de las cartas geográficas inglesas de la época, mar del cual tomaron su nombre todas las regiones costeras. En esa época, el Caribe, ancho y profundo, unía, no separaba, a pesar de haber sido campo de las potencias europeas.

Al Caribe le da sentido su conceptualización geográfica. Desde ese punto de vista, está compuesto por una archipiélago de las islas que apareciera que nada las uniera, separadas irremediablemente de un continente, cuya parte centroamericana es uno de los sitios menos poblados del trópico, y tal vez de los más abandonados de la tierra, no sólo después del ciclón Mitch, sino desde mucho tiempo atrás, cuando parte de esas tierras pertenecían a Colombia.

Pero, precisamente, por falta de esa visión geográfica, explicable en un estudiante de postgrado, como se señaló al comienzo de este artículo, no es explicable en un país como Colombia. Por eso, a manera de conclusión de esta segunda parte, en donde se busca responder a la pregunta ¿qué es lo que llamamos Caribe? habrá que hacer como hacía la gente de los primeros tiempos en Macondo, “señalar las cosas con el dedo”, pues, desafortunadamente, desde el punto de vista de la elaboración conceptual, de lo que le confiere sentido a la región Caribe colombiana, apenas estamos en el rito de iniciación del cual habla Sandner para el Caribe en general en 1982.
rara

Respuestas

  1. Hola, amigos estudiantes de la catedra REGION Y CONTEXTO CARIBE, los invito a realizar esta lectura de manera comprensiva, analitica para lograr comentarios de nuestra propia definición y visión del territorio caribe, teniendo en cuenta los elementos fundamentales de cultura, contexto, region, factores socioeconomicos, politicos, artisticos y literarios que constituyen un sistema integrado que le da identidad a la región.

  2. La región Caribe, más que un grupo de paises costeros es la unión de los mismos, de su historia, sus diversas culturas como complemento entre si, sus lenguas, inclusive sus políticas deberían estar encaminadas a alimentar la fraternidad entre ellos;es necesario cambiar la concepción del Caribe como un cúmulo de paises subdesarrollados o tercermundistas, !No somos el patio trasero de Estados Unidos!, tenemos una identidad, es hora de dejar a un lado la connotación de caribes como caníbales, que tienen que ser escalvisados para que puedan desarrollarse. Hacer valer la autonomía como costeños está en nuestro accionar, somos nuestro propios dueños y solo nosotros podemos cambiar las viejas concepciones para darle a nuestra tierra el valor que realmete tiene.

    • Es importante reconocernos como caribes como lo hace Desireè, en tanto superemos los estereotipos y asumamos una concepcion integral del mundo, definir el caribe y trazar limites es dificil, en el ahora se reconoce un territorio que denominamos caribe pero sabemos que algunos sectores del caribe que habian permanecido ocultos tambien son caribes, como es el caso de la region caribe colombiana, el salvador, incluiria tambien a Brasil, de todas maneras lo que se quiere indicar es definir teniendo en cuenta nuestros propios intereses geohistoricos, economicos y politico sociales, pero sin olvidar la conciencia planetaria y la responsabilidad que tenemos de conservar nuestra cultura, ecosistema ante el mundo, para delimitar mejor el concepto los invito a seguir investigando de manera que se responda al taller elaborando un concepto original que recoja lo mas avanzado de los aportes construidos hasta el momento

  3. Estoy de acuerdo cuando dicen que la region caribe no tiene fronteras y que no puede ser medida o centralizada, por que en cada pais, donde alla el mestizaje y exista la diversidad cultural, ahi hay caribe.

  4. desde el punto de vista de nuestro grupo y lo comprendido en lo leido podemos aportar que la rigion caribe no solo la comprenden sus abitantes si no tambien su culturasu, ecologia, economia su politica, fauna y su gran bellesa natural, ya que estos son conceptos claves para la comprencion de ser caribe y el caribe coo tal.
    gracias a lo leido emos llegado a comprender lo importante que es nuestra region caribe y su importancia para nuestra nacion incloso para el mundo entero.

  5. UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
    FACULTAD DE ESTUDIOS GENERALES
    CICLO GENERAL
    REGION Y CONTEXTE
    SOLUCION TALLER GRUPAL No 3

    1. De acuerdo con las lecturas de esta semana, señale y argumente ¿qué es para usted ser Caribe y en qué momento se constituye el Caribe como región?
    Ser Caribe, y no solo Caribe sino Colombia se trata de ser consientes de lo que somos y de lo que tenemos para así crear conciencia, proceso y reconocimiento en todos los conceptos tanto cultural, político, social y económico.
    Es tener mas sentido de pertenencia hacia nuestra cultura, nuestra raza sentirnos mas dueños de este pedazo de tierra que nos ha brindado sus riquezas y majestuosidades, generando un ambiente apto para vivir y convivir a pesar de las falencias que tiene la región, pues esto no son impedimentos si no al contrario son motivos mas para querer salir adelante y seguir cada día.
    2. Explique porque motivos el Caribe puede ser entendido desde lo contextual y desde lo cultural
    Caribe se entiende como una región que contiene una gran expresión cultural en todo el sentido de la palabra, ya que abarca una diversidad de lazos tradicionales que caracterizan por tener una identidad única.
    3. Analice y argumente porque motivos de acuerdo con Avella el Caribe corresponde a un sentir, un vivir y un convivir
    Se puede interpretar del texto propuesto por Avella que el Caribe no solo involucra las regiones que hoy conocemos como Caribe, pues aunque no se encuentran geográficamente dentro de la región, contribuido en el desarrollo y crecimiento, lugares que se extienden entre el arco de los árticos y el continente americano vivir sentí y convivir tres palabras claves para definir la región pues tiene las condiciones necesarias para llevar una vida a cabalidad, que nos permite convivir con diferentes culturas que traspasan fronteras permitiendo que nuestras expectativas de vida se amplíen cada ves mas de modo que nos permite sentir cada instante que presenciamos el fortalecimiento en los pilares y la base del desarrollo.
    4. Explique históricamente como se ha construido el concepto “Caribe” y que factores han incidido en su elaboración
    Cristóbal colon los llamo Caribe principalmente llamados caníbales por Cristóbal colon aquellas personas que le dieron las noticias, luego los catalogo antopografos.
    Mucho después los europeos les dieron el nombre de caribes a los aborígenes que se resistían a las conquistas de las tierras en las Antillas.
    Para los hispanoamericanos el Caribe significa el mar de conquistas, y el lugar para los piratas, corsarios, contrabandistas y para aquellos que querían armar guerras de independencia.
    Según Gaztambide-Geigel: el Caribe tiene tres definiciones:
    El Caribe insular o etnohistórico: fue la más aceptada en la historiografía debido a su uso en la antigüedad.
    Caribe Geopolítico: Esta es la más utilizada en la historiografía y otros estudios sobre las relaciones de los Estados Unidos.
    La cuenca del caribeño Caribe Tercermundista: este comprende a los caribes anteriores, sumando a Venezuela y una parte de Colombia y México, esta tendencia es la más reciente.

    5. Señale y argumente desde su punto de vista si la costa norte de Colombia tiene o no vinculación con el Caribe y de qué tipo es (contextual y/o cultural)
    La costa norte de Colombia tiene vinculación contextual con el Caribe por el solo echo de ser parte de esta por tener un amplio espacio marítimo dentro del Caribe y una longitud sobre el mar Caribe de 1600km y un vinculo cultural por que la parte sur occidental ha sido fuente de culturas indígenas cuya importancia se mide por aporte tecnológico en la rama de la orfebrería por esta razón hoy se decir que la costa norte colombiana no solo se vincula contextualmente con el Caribe sino también con su cultura por tener pueblos indígenas que la habitan que le han dado sentido a toda la historia u identidad que caracteriza al Caribe.

    6. Diseñe un mapa conceptual recogiendo los conceptos claves de los autores recomendados

    VISIONES Y DEFINICIONES DEL CARIBE

    JEYSON ENRIQUEZ ZULETA HERNANDEZ COD: 2009216120
    PIEER ANGELA ZAMORA GUTIERREZ COD: 2009222117
    YENNIFER PAOLA ARGOTA CANTILLO COD: 2009222009
    MARLON ALEXANDER LAGOS CORVACHO COD: 2007119033
    JENNIFER PAOLA OSPINA MARTINEZ COD: 2009222071
    KEVIN JOSE BARROS LLANOS COD: 2009215007
    YANINA BERMUDEZ ARRIETA COD: 2009271007

    ALVARO RODRIGUEZ AKLE
    DOCENTE

    UNIVERSIDAD DEL MAGDALENA
    FACULTAD ESTUDIOS GENERALES
    REGION Y CONTEXTO CARIBE
    I SEMESTRE
    SANTA MARTA D.T.C.H.

    2009

  6. Buenas noches profesor, creo que los temas que hemos abordado, no solo en esta lectura sino en todas las del seguimiento son de vital importancia, ya que nos hace despertar ese ser caribeño que vive en nosotros y que por mucho tiempo ha estado dormido y desconociendo el lugar en el que habitamos, pienso que esta cátedra es una revolución, ya que nos estremece y nos permite entender lo que realmente somos “CARIBEÑOS”
    Definir el Caribe me parece muy complicado, cada día surgen dudas, preguntas, logros, soluciones, problemas etc. respecto a este tema, pienso que somos el resultado de muchas mesclas, por eso somos tan capaces y pujantes, nuestras aptitudes pueden definirnos mejor por medio de nuestra cultura, cuando atravez de nuestras manifestaciones logramos exteriorizar nuestro folclor, comidas, intelectualidad, costumbres y política.
    Limitar el Caribe seria algo que nos tomaría mucho tiempo, porque desconocemos muchos lugares que se identifican como tal y se encuentran ocultos
    Cabe resaltar que lo mas importante ha juicio personal, es lo que me esta sucediendo ahora, saber que no solo naci, crecí y vivo aquí, sino que soy “CARIBE”

  7. Es de gran importancia adquirir conocimineto del lugar en donde vivimos de donde somos y al que le debemos nuentro sentir como Caribe, es aqui en el desarrollo de esta catedra donde el costeño comienza a bislumbrar ehn realidad sus verdaderos origenes y la importancia que adquiere su region en el mundo por ser una de las zonas delimitantes con mayor riqueza cultural e historia consolidante.
    La anterior lectura permite reconocer la importancia que se le esta dando al Caribe por lo que más de un personaje destacado por su labor se ha dedicado a estudiar a fondo la esencialidad de esta «parte terrestre» para darle una definicion que hasta el momento se ha convertido en tarea larga por su gran diversidad, por lo que ser Caribe no se encuentra limitado a solo pertenecer a una region costera va mas alla va en nuestras raices culturas histori, es todo lo anterior lo que nos permite ser como somos Caribes

  8. HOLA PROFE LOS VIDEOS TRASMITEN UN MENSAJE Y MUY INTEREZANTE, DEBEMOS PREPARARNOS PARA EL FUTURO, PARA PODER LUCHAR POR ESTA REGION. PADYS

  9. pienso que carie no solo es un territorio sino que es todo aquello que identifica alos costeños y en mi opinion los hace unicos por sus diversidad cultural por el meztizaje de la poblacion, por la calidad de las personas aunque no deemos olvidar que apsar que en el carie colomiano geograficamente existe una diversidad de paisajes lo que lo hace muy rico naturalmente halando esta expuesto a diversas prolematicas que hacen que el caribe restrinja la calidad de vida de los costeños…
    pienso que el caribe no solo se hace por un territorio geografico sino por las personas que habitan en el.

  10. El hecho territorial de una nación es una simple delimitación de su extensión que demarca su espacio; sin embargo, para el hombre no ha sido ajena, a esta división, la instancia cultural, social, económica y política para guardar relación o diferencia con otros espacios y sus habitantes; la Región Caribe es un trozo de tierra difícil de esclarecer en cuanto a su delimitación geográfica, pero es claro distinguirla en cuanto a su aspecto humano; esa conciencia dará el surgimiento a un desarrollo social en el aprovechamiento de los recursos que por mucho tiempo ha convertido a esta región en una de las principales para el movimiento socioeconómico a nivel mundial; la invitación es a saber ¿quienes somos?, ¿de donde venimos? y ¿que queremos como Región Caribe? para salvaguardar una identidad rica en multiculturalidad pero ligada por un inmenso mar.

  11. Nuestro caribe se ha convertido en un sinnumero de significados agregados por estos autores, que si la delimitacion del territorio o si hablamos de la cultura en general de los pueblos hasta donde se extiende,en fin… se llega a una conclusion que es clara y tangible, se demuestra en la alegria de los caribeños ese espiritu folclorico y colorido que nos representa, pujante y capaz de conseguir mayores logros de los que se han alcanzado y opacado por muchas otras razones politicas.
    Me siento orgullosa de pertenecer a esta tierra y a esta cultura que me ha dejado tanto y me ha llenado de su magia para intervenir en asuntos de mejora de la calidad de la region.

  12. la macroregion del caribe a pesar de los diferentes conceptos y defeiniciones que muchos les quieran dar siempre ha existido y ha estado enlazada por su cultura, su historia y sus deseos de pregreso; pero no por eso debemos seguir descuidandola sino que debemos aprovechar al maximo todas esas caracteristicas e integrarnos pues desde hace m ucho tiempo esta demostrado que la union hace la fuerza…

  13. la region caribe se ha proyectado hacia el futuro con estrategias muy favorables para su beneficios,es bueno por que busca cambiar ese perfil que tenemos ante las demas regiones. A pesar de las diferencias de conseptos que se han dado acerca de lo que es caribe todo abarca hacia una misma descripcion y nos lleva a conocer a fondo nuestra region para aportar en su desarrollo y reparar de una o cierta forma las problematicas que en ella se han presentado

  14. «ya esta bueno de tantas definiciones…. de comentar la problemática….y de hablar de el gran caribe, sus bellezas, sus culturas, etc…. considero que lo realmente importante ahora es comenzar a dar nuestro grano de arena, siendo parte activa de la solución y empezar a transformar positivamente este gran caribe que ya debe ser modelo de desarrollo para las futuras generaciones»

  15. Profesor muy interesante este Blog, ya que nos identificamos en esos temas que tiene que ver mucho con nosotros y sabemos no podemos decir que los caribeños somos únicos y diferentes de la especie humana, pero sí; que somos triunfadores, ingeniosos, apasionados, que nos originamos en el sabor, las raíces y el espíritu de nuestra región, con diversas culturas y rica en tradiciones que cada día se da a conocer.

  16. Me parece que la desidia de nuestra región sea venido anclando en las costumbres y en las ideas de todos los costeños y no solo de los costeños, de mucho hombres paridos por la región andina; cabe mencionar que desde nuestra historia la región hemos sido vistos como salvajes o como algunas de las opiniones como, salvajes que aun después de muchos años la situación no ha cambiado, el racismo tradicional se apega a que los costeños por una u otra razón somos incultos y poco civilizados; sueño con el día en que nosotros como costeños seamos exaltados por las cosas lindas las cuales le aportamos a nuestra región a nuestro país, por que estos hombres paridos por el Caribe hace mucho tiempo se civilizaron.

    Claudia Ruiz estudiante de Contaduría Publica primer semestre.

  17. ser caribe es alegria,dinamismo pero tambien es sinonimo de emprendimiento y trabajo grupal en eso precisamente es lo que me quiero centrar,en que para llegar a ser una region reconocida no tanto por ser turistica ya que basicamente por eso nos conocen debemos darnos a conocer por nuestro perrenque y por las ganas que tenemos de salir adelante,tenemos que dejar de pensar individualmete e iniciar a hacerlo de forma colectiva, porque precisamente de eso se trata, de concentrarnos en nuestro interes comun que es sacar nuestra region caribe adelante tanto socialmete(con esto me refiero a preocuparnos por la analfebitizacion q tenemos) como economicamente. Desde el punto de vista economico,debemos a provechar nuestros recursos sin abusar de ellos obviamente para demostrar nuestro empredimiento y ganas de salir adelante!!!!!

  18. Profesor yo pienso que si de verdad queremos ayudar a sacar esta Region adelante debemos aportar un granito de arena cada uno y asi formar una cadena humana con un solo objetivo «el de mostrar lo mejor de esa tierra.

    Todo esto lo logramos haciendonos un verdadero compromiso, convertlirlo en un hecho una realidad, algo que no se quede en aire un objetivo propuesto y realizado.

    Se trata de un COMPROMISO con el caribe, debemos tener sentido de pertenencia, mostrarle al mundo la verdadera cara de esta nuestra REGION CARIBE.

  19. pienso que para poder sacar la regon hacia un futuro mas prospero, debemos primero que todo conocer bien a fondo cuales son nuestras virtudes y falencias y afianzarlas y combatirlas respectivamente, pero con el alto indice de analfabetismo con el que contamos en la region se hace muy dificil.
    por eso me atrevo a decir que mientras no se le aporte mas a la educacon de todos los habitantes de la region no saldremos de este atraso en el que estamos

  20. la verdad opino q estamos tratando temas q a nosotrso como jovenes nos interesan en un futuro… q si todos participaramos y dieramos a conocer nuestro puntos de vista seria mucho mas productivo tanto la clase como un conocimento mutua… a demas debemos ser mucho ams criticos en la forma de averiguar mas, de investigar.
    considero q podemos ser mejor y comportarnos mejor

  21. pienso que todo los incoveniente que tiene nuestra region hace parte de una problematica diaria que poseemos todos los habitantes de la zona caribe y por lo tanto es deber de todo sacarlo adelante; me parece que es un compromiso y un objetivo especifico a alcanzar y que nuestra region sea una de las mas prospera y que ayude tanto culturalmente, economicamente y en otro diferentes aspecto al crecimiento del pais.
    cabe decir que todos debemos aportar nuestro granito de arena para remediar el daño causado

  22. Debemos ser conscientes de que al ser parte de la region caribe nuestra vision debe ser velar por su desarrollo cultural y socio-economico. aportando a esta nuestro esfuerzo, talento y dedicacion para que tal fin se lleve a cabo.

    Gozamos de una rica diversidad la cual la debemos aprovechar a favor nuestro con el fin de hallar los resultados que queremos.

    El compromiso caribe es posible llevarlo a cabo con el apoyo de todos, no se limita solo a las personas que lo firmaron sino a cada uno de los que integramos EL CARIBE.

  23. es importante este tema por que por medio de el podemos saber mas acerca de nuestros origenes de nuestra region caribe y tambien cambiar esa mala imagen que tenemos ante las demas regiones y demostrarle lo contrario que somos una region fundamental para el pais.
    bueno tenesmos que aprovechar mas los recursos que nos brinda esta region tan maravillosa que tenemos y que apreciarla, sentirnos orgullosos de pertenecer a esta region caribe.

  24. Desidia Geográfica: con relación al primer video: Elefantes Blancos en el Caribe Colombiano: surge una reflexión, la desidia geográfico se encuentra en una lógica relación con los procesos de identidad social y apropiación de los diferentes espacios que nos componen como civilización; siendo así, es a partir de nuestra propia manifestación que se olvidan o no las regiones y territorios que cada uno de nosotros habitamos; no hay otra forma de despertar a quienes nos han olvidado, que levantandonos nosotros mismos en el proceso consiente de nuestra problemática. El olvido empieza por nosotros mismo, el reclamo como llamado nos mejora la participación en el resto de extensión territorial que nos compromete, es decir nuestro país Colombia.

  25. desidias geograficas,pienso que asi como lo muestra el video de los elefantes blanco; que son desidias que no de bemos olvidar,lo que debemos aser es mostrala atodo el mundo para poder tener una gestion del pueblo asia los mandatario y asi lograr una respuesta del gobierno y la solucion de los elefantes blancos y no dejarlos como desidias que jamas tendran respuestas.

    grasias por el video es muy educativo y nosdeja una gran enseñansa sobre las desidias de los elefantes blanco, debido ala incompetencia de nuestros gobiernos que olvidan asus habitantes mas necesitados
    att:atencia donaldo setudiante de la universidad del magdalena

  26. El caribe es la identidad cultural que nos caracteriza ante el mundo hegemonico. ser caribe no es solo pertenecer a cualquier area del territorio que lo comprende, somos mas que playas, turismo, de¡iversion. el caribe es sinonimo de riqueza y belleza, ademas por su ubicacion geografica debieramos ser pieza fundamental para el desarrollo de nuestro territorio caribe y por supuesto el de nuestro pais.
    Ya es hora de pellizcarnos y empezar a construir el caribe que todos queremos, solo es cuestion que continuar este compromiso que hemos emprendido junto a nuestros gobernantes.
    «EL CARIBE ES COMPROMISO DE TODOS»

  27. Yo pienso que ante todo nosotros no debemos perder nuestra identidad y nuestra cultura puesto que eso es lo que nos distingue y nos hace relevantes en todos los aspestos de la sociedad. Simplemente porque se defina al caribe como una zona geografica ubicada en el continente americano y al cual pertenecen las antillas nenores y mayores y un conjunto de paises que poseen costas en el Mar Caribe (no oceano atlantico porque es un termino que ha contribuido a la desidia geografica) no significa que sea solamente eso: ES UNA HETEROGENEIDAD de dialectos, costumbres, idiomas y un sin fin de particularidades que hace que el caribe represente un mundo unico, maravilloso e incomparable ante cualquier otro lugar. Queria aportar ese comentario como un medio para expresar mis ideales, sin embargo creo que con palabras solamente no se puede describir al caribe. NO DEJEMOS QUE SE PIERDA EL CARIBE: es una responsabilidad de cada uno de nosotros.

  28. hola profe. yo considero que nuestra region se ha visto excluida en la toma de las decisiones de nuestro pais y esto de debe a la designacion que nos tienen como costeños, no me parece que nos tilden de flojos cuando en la costa caribe hay personas con un mundo intelectual amplio que se ve atacado por todos los comentarios grotescos que personas sin un minimo de conocimiento sobre lo que esta pasando en la costa osan a decir. ya es hora que los costeños abramos los ojos y nos dediquemos a abolir este tipo de pensamiento que se tiene en contra de nuestra inteligencia. nosotros somos los repsonsables de cambiar estas caracteristicas sin fundamentos por unas que en realidad nos diferencien del resto de colombia y que si sean ciertas para la mejoria de nuestra region caribe.

  29. ese video es una viva y palpable muestra de todas las cosas prometidas y no cumplidas y es que como es posible que nuestra costa tenga que estar mendigando unos pesos al gobierno cuando tiene todo para un buen desarrollo.
    asi como nos muestra ese video todo lo que vive nuestra costa asi millones de familias se encuentran desamparadas y asi el deterioro de nuestros lugares importantes como lo son el jardin botanico ubicado en el barrio la victoria barranquilla asi se va consumeindo poco a poco nuestra region es urgente hacer algo para mejorar.

  30. definitivamente el caribe es «LA CHIMBA»

  31. De los múltiples comentarios se observa por un lado, las riquezas de nuestra «región Caribe» y por el otro, el abandono con el que por años nos han sometido nuestros dirigentes políticos nacionales (BOGOTA), ¿por qué una región tan importante en cultura, recursos naturales, biodiversidad, etnodiversidad, etc; y que representa un canon para la historia de Suramérica, está poco desarrollada y aislada del cuidado del gobierno central?…

    Es Tiempo de luchar por la región que queremos y por lo tanto debemos apoyar el «COMPROMISO CARIBE»…

    Acompañemos a retransmitir en un acto publicitario en red de nuestro símbolo compromiso Caribe.

    FVerdooren

  32. El Compromio Caribe nada que prospera, podemos ver que se nuestra region se ve incluida en muchas desidias geográficas que desde largo tiempo han venido afectandola. En nuestra region observamos que tenemos pobreza, y esta misma comienza por los propios ricos que no tienen interes sobre el propio territorio. En cierta forma podriamos ser la base para que nuestra region cambie su vista frente a las demas regiones.

    Jesus Antonio Contreras Galvis
    Código: 2009222022
    Facultad de Ciencias Empresariales
    Administracion de empresas
    Semestre 1
    Universidad del Magdalena
    Santa Marta
    2009

  33. debemos dejar aun lado la desidia y concientisarnos de que nuestro territoria merece un buen cuidado para sobrevivir…

  34. Me parece adecuada la accion del proyecto compromiso caribe y junto al estudio de la geohistoria nos permite ver de manera positiva a la Region Caribe

  35. bueno profe queria decirle que todos los temas que hemos visto en el transcurso del semestre han sido de gran ayuda, ya que he aprendido a conocer muchas cosas del caribe que todavia no conocia.
    todos estos temas nos dan a conocer muchas de las problematicas que poseemos hoy en dia en nuestra region y que debemos solucionarlas pronto para asi vivir en la region que qeremos

  36. buenas noches, pues la verdad es que esta catedra me parece super interesante ya que nos hace sentir aun mas ese sentimiento de pertenencia hacia lo que en realidad somos, CARIBEÑOS!!!, ahora mas que nunca me siento orgulloso y muy ingreido por hacer parte de esta region tan genial y tan completa en todos los aspectos, lo cierto profe es que sin la guianza de Ud. hacia estos temas no me hubiese percatado de tantas cosas tanto buenas y malas que esta presente en nuestra region, gracias!

  37. Que vivaa la region caribe!!!!!!

  38. alguien tiene las visiones y definiciones de region caribe ,ademas la importancia de ser caribe:reflexiones a un mal chiste.Ernesto bassi arevalo ..quien tenga esta informacion se lo agradeceria mucho pues tengo que estudiarla.

    • Hola, buscala en la pagina de observatorio caribe

      • GRACIAS AMIGO ME HA SERVIDO BUSCAR HAY!!!

  39. las reflexiones de Gustavo bell lemus sobre la region caribe no las encuentro perdona la molestia sabras donde las encuentro(es que no aparece en la pagina del observatorio caribe)

  40. gracias

  41. Holaaa, Soy Estudiante De Antropologia De 1 Semestre Y Doy Region Y Contexto Caribe, Me Encanta Saber Mucho De Donde Estoy Ubicada,Las Visiones El Origen Y Todo Sobre El Caribe, Pero Quisera Saber Que Significado Tiene El logo De Observatorio Caribe.
    Espero Me Puedan Ayudar, Graciias!
    Estoy Confundida Y Necesito Una Orientación!

    • Hola, cordial saludo, ubicarse en el caribe, es hacerlo de manera integral, en lo geoastronomico, geopolitico, socioeconomico, sociocultural y sociopolitico, pero debemos tratar de comprender su identidad de manera dinamica, es decir es un concepto inacabado, comienza por ir a sus raices ancestrales caribes que se desplazan desde suramerica a las antillas menores, en principios los españoles los identificaban con salvajes, antropofagos, pero en realidad eran grupos que se resistieron a la conquista y colonizacion, es necesario ver nuestra identidad en la dinamica de hacer visible lo invisibles, es decir caribe en todas sus escalas, como region caribe colombiana y como contexto caribe, gran Caribe, es un espacio que se ha ido construyendo en el timepo, a partir de la historia como una hechura de los pueblos caribes y no solo obra de heroes o fundadores……en http://www.ocaribe.org…..observatorio caribe encuentras mucha informacion para que mplies la mirada…..


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